“Que avancen, no se puede evitar, pero que sea lo más lento posible”. ¿Se inaugura una nueva etapa en la lucha popular? Por José Cornejo para Agencia Paco Urondo
Foto: Sub Coop.
Las batallas de
diciembre en Plaza Congreso fueron el punto más alto de las movilizaciones
durante la presidencia de Mauricio Macri. ¿Se está configurando una nueva
estrategia?
Por José Cornejo
para Agencia Paco Urondo
Hace poco tiempo,
escribí un artículo llamando a la calma a mis compañeros y compañeras militantes. La
destrucción que el macrismo ejerce sobre la Argentina nos desespera y nos hace
fantasear con revueltas sociales y gobiernos que huyen en
helicóptero. A modo de propuesta, iniciaba y finalizaba el
texto convocando a una “Guerra popular prolongada”. Es decir que, dado que
quienes gobiernan van a quedarse un buen rato, promovamos todo tipo de
resistencia. Que avancen, no se puede evitar, pero que sea lo más lento
posible.
Elegí “guerra
popular prolongada” (GPP) por su significación literal. Pasé por alto que las
palabras y las consignas cargan con una historia y sus luchas. Afortunadamente
accedí a un texto revelador de Guillermo Caviasca donde advierte
cuestiones básicas, tales como que GPP es un concepto inaugurado por Mao. Él se
refería a un tipo muy específico y sofisticado de guerrilla campesina, con
tareas diferentes y bien coordinadas. No un tum-tum a la criolla, dónde el vacío
de conducción y articulación es notable. Quizás ese debió ser el título
correcto: tum-tum popular y prolongado.
Sin embargo, el
objetivo de este texto no es hacer una autocrítica semántica. Es reivindicar
aquel barullo desordenado que nuestro pueblo desplegó durante dos años y
alcanzó su clímax durante las dos batallas en Plaza Congreso cuando se votó la
reforma previsional. Ese momento fue, para seguir con la metáfora, una petite
morte: el punto más alto de la lucha y a su vez la conciencia que así no vamos
a conseguir expulsar a estos sátrapas (Dícese
de los gobernantes títeres que el imperio persa imponía a sus conquistados con
el fin de extraer los máximos impuestos posibles.).
Desde entonces hubo
variopintas intentonas de unidad. Del moyanismo con el sindicalismo k, del
moyanismo con las organizaciones sociales, del PJ con referentes de Unidad
Ciudadana y el Frente Renovador, y de diputados multicolores contra el
macrismo. Febrero representa un nuevo escalón en la lucha popular: la emergencia de un nuevo
sentido común, que las partes no van a poder derrotar un todo. Cómo en
aquel viejo chiste de la orgía, donde algunos empiezan a entender que si no se
organizan tendrán un rol meramente pasivo. Estuve tentado de bautizar a esta
etapa como “insurreccional”. Organizaciones urbanas preparando el
estallido y la toma de poder. Pero sería repetir el error anterior, desconocer
la historia del concepto.
Así que lo más
parecido a lo que quiero plantear es que estamos inaugurando una nueva
etapa de lucha, cuya novedad es que el quilombo está semi organizado. Ya no es
solamente el corte de la Ctep de Puente Pueyrredón, sino que otros actores saben
de esa lucha y buscan montarse sobre ella para condicionar al gobierno o, para
ser más realistas, que al gobierno les cueste más someterlas. O de mínima,
alcanzar cierta repercusión pública. Defino “quilombo” como el conflicto
social presentado como denuncia con aspiraciones mediáticas más que los pasos
desordenados hacia la toma del poder.
En esto quiero ser
categórico: no encuentro ningún elemento, ni institucional ni insurreccional
que nos esté acercando a la recuperación del Estado. Pero claro, eso sería una
tercera etapa. Contentémonos con haber finalizado la primera y hagamos el máximo
esfuerzo para que la segunda se sostenga y cumpla su ciclo.
Por José Cornejo
para Agencia Paco Urondo.
Fuente: La Tinta
Comentarios
Publicar un comentario