ESMA.. El juicio más largo de la historia, la condena. Lo que el fascismo gobernante, por ahora, no puede impedir...
Argentina: La condena de la ESMA
Por Sebastían Ortega, Periodista. Es colaborador de la red de derechos humanos Cosecha Roja.,
para el semanario Revista Sin Permiso
Fuente:
La audiencia duró
más de tres horas y media. En la sala de audiencias de la Sala Amia de los
Tribunales Federales de Comodoro Py, los jueces del Tribunal Oral Federal 5
leyeron la sentencia del juicio más grande de la historia argentina: 29
genocidas fueron condenados a perpetua y otros 19 recibieron penas de entre 8 y
25 años por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino
de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
En el banquillo de
los acusados estuvieron sentados el ex jefe de tareas del Grupo de Inteligencia
3.3.2. Jorge Eduardo el “Tigre” Acosta, con traje y corbata azul, y el ex
capitán de Fragata Alfredo Astiz, también de traje y con una escarapela
argentina. Por primera vez fueron condenados dos pilotos de los vuelos de la
muerte, una práctica característica de la dictadura argentina en la que
arrojaban detenidos vivos al mar.
Lucía García
Itzigsohn, querellante por la Secretaría de Derechos Humanos, escuchó en la
sala AMIA de los Tribunales Federales de Comodoro Py 2002 las condenas a los
asesinos de su padre Gustavo García Cappannini y su madre Matilde “Tili”
Itzigsohn .
Afuera cientos de
personas siguieron la transmisión a través de una pantalla gigante.
El papá de Lucía
era artista plástico y militaba en montoneros. Una de sus tareas era
confeccionar documentos falsos para la organización. El 14 de octubre del 76 lo
secuestraron cuando volvía a Bernal desde La Plata, donde había ido a visitar a
su madre. “Mi tía lo despidió en una parada de colectivo en La Plata y nunca
más lo vimos”, contó durante el juicio Lucía, que en aquel entonces tenía dos
años. No hay información sobre cómo fue el operativo. Varios sobrevivientes
contaron que lo vieron en la Esma.
Matilde “Tili”
Itzigsohn sabía que si pasaban varias horas sin tener noticias de su marido
debía abandonar la casa junto a Lucía, de dos años, y su hermana María Inés,
que todavía no había cumplido los cuatro meses. Cuando una patota allanó la
casa, ellas ya no estaban ahí.
Cinco meses después
cayó Matilde. La secuestraron a pocas cuadras de la casa de su madre, sobre la
Avenida Díaz Vélez, en la ciudad de Buenos Aires, y la trasladaron a la ESMA.
Había dejado a sus hijos en la casa de su madre para encontrarse con una cita
para obtener información. Tenía 27 años, militaba en la Juventud Trabajadora
Peronista (JTP) y había sido delegada del Astillero Río Santiago hasta el 24 de
marzo de 1976. Ese día, en el que ella estaba de licencia por embarazo, 30
compañeros suyos fueron detenidos. Matilde era una de las pocas mujeres en una
fábrica de barcos que regenteaba la Marina. En las asambleas insistía con la
necesidad de que hubiera un jardín maternal para las hijas y los hijos de los
trabajadores.
“Entendía el
cuidado como una tarea colectiva. Y el trabajo como un derecho”, contó tiempo
después Lucía.
Tras la
desaparición de Matilde, Lucía quedó al cuidado de su abuela paterna y María
Inés de su abuela materna. En 2013 las hermanas declararon en el juicio. “Mis
abuelas tocaron todas las puertas que creyeron útiles. Visitaron decenas de
organismos y confeccionaron habeas corpus, que fueron rechazados por los
jueces. También visitaron a monseñor Graselli, hasta que se dieron cuenta que
él les sacaba información”, contó María Inés.
También contó que
antes que desaparecieran sus padres, sus abuelos habían juntado plata y se la
habían ofrecido a su papá para que se exilie con su familia. “Si yo me voy
quién se queda a hacer patria”, contestó él. Hoy Lucía pudo celebrar las
condenas a perpetua a los asesinos de sus padres.
Los vuelos de la muerte
Esta es la tercera
vez que se juzgan los crímenes cometidos durante la dictadura en la ESMA. El
primer debate oral, en 2007, se interrumpió un día antes de la lectura de la
sentencia, cuando murió el único imputado, el prefecto Héctor Febrés. El
segundo juicio comenzó a finales de 2009: ahí se analizó el período entre 1976
y 1979, en que el centro clandestino de detención estuvo bajo el mando de Jorge
Eduardo el “Tigre” Acosta. Se debatieron los 86 casos cuyas investigaciones
habían quedado suspendidas tras la sanción de las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida. El juicio concluyó con la condena a perpetua del Tigre
Acosta, Alfredo Astiz y otros 10 represores. Otros cuatro recibieron penas de
entre 18 y 25 años y dos fueron absueltos.
En este último
juicio se unificaron diferentes tramos de la causa y se reconstruyó la
estructura operativa del centro clandestino. Se incluyó la investigación de los
“vuelos de la muerte”, en los que miles de detenidos-desaparecidos fueron
arrojados vivos al mar, y se profundizó sobre el funcionamiento de la ESMA como
maternidad clandestina.
Por primera vez la
Justicia logró reconstruir el mapa de las aeronaves utilizadas e identificar a
los pilotos que participaron en los vuelos de la muerte: Mario Daniel Arrú y
Alejandro Domingo D’Agostino fueron condenados a perpetua por arrojar a las
monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet junto con otras 10 víctimas desde
el avión de la Armada Skyvan PA-51 al Océano Atlántico el 14 de diciembre de
1977. El piloto Julio Alberto Poch fue uno de los seis genocidas absueltos.
“No hay
sobrevivientes de los vuelos de la muerte. Esta práctica es una de las
características particulares del terrorismo de Estado argentino. Hasta este
juicio, ninguno de sus responsables había sido acusado”, sostuvo el Centro de
Estudios Legales y Sociales en una investigación especial sobre la megacausa
ESMA.
El juicio más largo
—Soy el Capitán de
Fragata de la Armada Argentina, Alfredo Astiz. No voy a responder ninguna otra
pregunta —respondió el ex capitán de fragata cuando el juez le preguntó sus
datos personales.
Era febrero de 2013
y acababa de comenzar el juicio más grande de la historia argentina. En ese
momento había 68 represores en el banquillo. Cinco años después, la lista se
redujo a 56 por fallecimiento o problemas de salud de los imputados.
Un mes después de
iniciado el juicio, arrancó la etapa de declaraciones testimoniales. Durante
alrededor de dos años más de 800 sobrevivientes, familiares y amigos de las
víctimas, hijos e hijas de desaparecidos nacidos en cautiverio contaron las
historias de cada uno de los desaparecidos y detallaron el sadismo y la
perversión de los represores.
Los alegatos
comenzaron en julio de 2015. “En la primera parte detalló el esquema represivo
implementado entre los años 1976 y 1983, incluyendo el repaso de la
documentación utilizada como prueba y destacando el valor de los testimonios de
las víctimas-testigo. Además, resaltó el rol de cada uno de los imputados y sus
responsabilidades criminales. En la segunda parte, se hizo referencia a cada
una de las 789 víctimas, que fueron agrupadas por cadenas de “caídas”. Más de
100 horas le llevó a los fiscales la descripción del plan represivo”, detalló
la antropóloga María Freier, querellante en la causa, en una columna publicada
en la agencia de noticias Télam.
En octubre pasado,
Astiz volvió a hablar ante los jueces. ““Nunca voy a pedir perdón por defender
a mi patria”, dijo durante un extenso discurso en el que reivindicó el
terrorismo de Estado, al que definió como “guerra sin tiempo contra el
terrorismo subversivo”. También comparó la lucha armada de la década del 70 con
las reivindicaciones de las comunidades mapuche de la Patagonia, a quienes
llamó “movimientos terroristas secesionistas”.
Ayer, después de
410 audiencias, el juicio más largo de la historia llegó a su fin: La sentencia
duró más de 3 horas y media. “Señoras y señores, el juicio ha concluído”,
anunció a las 19:53 el presidente del tribunal. Por primera vez en toda la
tarde, estallaron los aplausos en la sala.
Jorge Eduardo
Acosta PERPETUA
Rodolfo Luis Agusti
Scacchi PERPETUA
Mario Daniel Arru
PERPETUA
Alfredo Ignacio
Astiz PERPETUA
Juan Antonio Azic
PERPETUA
Ricardo Miguel
Cavallo PERPETUA
Rodolfo Oscar
Cionchi PERPETUA
Daniel Cuomo
PERPETUA
Alejandro Domingo
D’Agostino PERPETUA
Hugo Enrique
Damario PERPETUA
Francisco Armando
Di Paola PERPETUA
Adolfo Donda
PERPETUA
Miguel Ángel García
Velasco PERPETUA
Pablo Eduardo
García Velasco PERPETUA
Alberto Eduardo
González PERPETUA
Orlando González
PERPETUA
Rogelio Jorge
Martínez Pizarro PERPETUA
Luis Ambrosio
Navarro PERPETUA
Antonio Pernías
PERPETUA
Claudio Orlando
Pittana PERPETUA
Jorge Carlos Rádice
PERPETUA
Francisco Lucio
Rioja PERPETUA
Juan Carlos Rolón
PERPETUA
Néstor Omar Savio
PERPETUA
Hugo Héctor
Siffredi PERPETUA
Carlos Guillermo
Suárez Mason PERPETUA
Gonzalo Dalmacio
Torres de Tolosa PERPETUA
Eugenio Bautista
Vilardo PERPETUA
Ernesto Frimón
Weber PERPETUA
Juan Carlos Fotea
25 AÑOS
Jorge Luis Magnacco
24 AÑOS
Rubén Oscar Franco
20 AÑOS
Edgardo Aroldo
Otero 17 AÑOS
Guillermo Horacio
Pazos 16 AÑOS
Carlos Octavio
Capdevila 15 AÑOS
Víctor Roberto
Olivera 14 AÑOS
Juan Arturo Alomar
13 AÑOS
Carlos Eduardo
Daviou 12 AÑOS
Jorge Manuel Díaz
Smith 12 AÑOS
Héctor Francisco
Polchi 11 AÑOS
Daniel Humberto
Baucero 10 AÑOS
Antonio Rosario
Pereyra 10 AÑOS
Paulino Oscar
Altamira 8 AÑOS
Julio César Binotti
8 AÑOS
Miguel Enrique
Clements 8 AÑOS
Juan de Dios Daer 8
AÑOS
Mario Pablo Palet 8
AÑOS
Miguel Ángel
Rodríguez 8 AÑOS
Juan Ernesto
Alemann ABSUELTO
Ricardo Jorge Lynch
Jones ABSUELTO
Roque Ángel
Martello ABSUELTO
Rubern Ricardo
Ormello ABSUELTO
Julio Alberto Poch
ABSUELTO
Emir Sisul Hess
ABSUELTO
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