Cambiemos es un “totalitarismo que avanza”, que no admite disidencia alguna. Todos los espacios van desapareciendo y el “amarillo” que, como se sabe es el color de la peste, lo cubre todo.
Cambiemos,
"el totalitarismo corporativo"
Por
Rubén Dri, Filósofo, teólogo y docente para La Tecl@ Eñe
En el asfixiante mundo desinformativo de los medios
de in-comunicación, hasta hace poco había un resquicio, un espacio que nos
permitía respirar, atisbar lo que realmente nos pasaba y pasaba en el mundo.
Era la ventana que se abría en C5N con el equipo periodístico que dirigía
Roberto Navarro y la colaboración inestimable tanto del “inteligente” cadete
como de otros investigadores.
Ahora esa ventana se ha cerrado. No podía ser de otro modo, la
cerró el jefe de la banda mafiosa que se ha apoderado del Estado y que, como
dice Eugenio Zaffaroni: “tiene todo el poder: tiene el poder financiero, el
monopolio mediático, manipula el Congreso, manipula el poder judicial. Es
decir, tiene todo el poder y ejerce todo el poder”.
Por lo tanto no es un gobierno republicano y muchos menos
democrático. Un gobierno republicano tiene como premisas fundamentales, la
división de poderes, es decir, la existencia no sólo nominal sino real del
poder ejecutivo, del legislativo y del judicial.
Ahora bien, de esos tres poderes el único que funciona es el poder
ejecutivo, es decir, el del presidente, aunque es necesario hacer la salvedad
que no se trata de un poder independiente, porque se encuentra completamente
sometido a los poderes dominantes del imperio, centrados en Estados Unidos
e Israel. En este sentido el Estado argentino es un Estado “colonial”.
El “poder judicial” dejó de existir para transformarse en el
“partido judicial” que maneja el poder ejecutivo. Los niveles de corrupción
del gobierno macrista difícilmente tengan parangón en nuestra historia
nacional.
El presidente pertenece a la familia que ha hecho del robo del
Estado su práctica cotidiana y que no ha hecho otra cosa con su riqueza que,
por una parte, fugar los dólares hacia afuera, guardándolos en las cuevas
fiscales y, por otra, utilizarlos para quebrar voluntades.
“Tiene el poder financiero”. Lo propio del neoliberalismo es
transferir continuamente el poder industrial al financiero, llevando lo que
podemos considerar el cáncer de la producción a niveles suicidas.
Esto merece una rápida explicación. El trabajo genera la riqueza
que circula en todas las ramificaciones de la sociedad. Simplificando, el
trabajo produce bienes que se expresan en dinero y que, en cierta manera tiende
a independizarse de la fuente de producción, el trabajo. Esa tendencia puede
crecer hasta manifestarse como un verdadero cáncer. Es el denominado capital
especulativo y financiero.
Argentina, en este tiempo, es
el reino del capital especulativo y financiero. Estos capitales circulan por
sobre nuestras cabezas, entran y salen como pancho por su casa. El gobierno los
invita, ellos entran, crecen a costa del trabajo del pueblo y salen, dejando
una deuda cada vez más abultada.
Ahora bien esos capitales, “Lebacs” se llaman, son burbujas,
pompas de jabón, globos amarillos o de otros colores, que han cortado sus lazos
con las raíces nutrientes, el trabajo y, en consecuencia, en cualquier momento
se saturan y revientan. ¿No recuerdan el 2001? ¿Ya se olvidaron del corralito?
La banda mafiosa “tiene el monopolio mediático”. Lo primero que
hizo no bien se apoderó del gobierno fue dar de baja a la “ley de medios” que
había sido discutida ampliamente por toda la sociedad y en su lugar se fueron
apoderando de todos los espacios que aún quedaban libres. El despido de Roberto
Navarro y de su equipo de C5N constituye prácticamente el cierre de todos esos
espacios.
Una densa niebla se ha esparcido por todo el ámbito de la
comunicación. La “libertad de expresión”, que sólo puede tener realidad si la
oposición tiene acceso libre a los medios de comunicación, pertenece al
pasado. Con el cierre de C5N el macrismo le decretó la muerte, pero según su
costumbre, según su hábitat, que es el de la mentira, seguirá mintiendo
hipócritamente sobre dicha libertad.
La banda mafiosa “manipula el Congreso”. Cambiemos, o sea,
la alianza PRO-UCR, no tiene mayoría en las cámaras, pero es como si la
tuviese. Le basta mover las carpetas y los cheques y una gran parte de la
oposición se inclina y obedece al mandato del amo, cuyo proyecto nada tiene que
ver con un país independiente. Entre los legisladores abundan los “entes
mutantes” siempre atentos a mutar según como venga el viento.
La banda mafiosa “manipula el poder judicial”. Hablar de “Poder
judicial” es ya un abuso de lenguaje, porque lo que antes era eso se ha
convertido en el partido judicial de Cambiemos, dedicado a perseguir al
enemigo, es decir, a Cristina y a cuanto tenga o haya tenido que ver con el
gobierno kirchnerista.
“Si no lo paramos antes, va a terminar en una situación caótica”
continúa Zaffaroni. Es lo que pasó en el 2001. Es la repetición que no es una
simple repetición, sino un aquelarre peor, porque el monto de la deuda ya
contraída y que no dejará de seguir aumentando, va cavando un abismo sin fondo.
“Es característico, reflexiona Zaffaroni, de un totalitarismo
tratar de callar toda voz disidente, tener una ideología única, crear una
realidad única, y eso es lo que de alguna manera estamos viviendo”. Se trata de
un “totalitarismo corporativo que avanza”, generando “una sociedad con un 30
por ciento de incluidos y un 70 por ciento de excluidos”.
Un “totalitarismo que avanza”, que no admite disidencia alguna.
Todos los espacios van desapareciendo y el “amarillo” que, como se sabe es el
color de la peste, lo cubre todo. Si no lo paramos antes es el abismo el que
nos espera, o si se prefiere, el “infierno” del Dante en cuyo frontispicio está
escrito: “lasciate ogni speranza voi ch’entrate”.
No sabía que el amarillo es el color de la peste.
ResponderEliminarLo que sí me acuerdo es que de muy chico ví una película (si alguien me puede orientar con el nombre...) en la que al protagonista le daban unos anteojos en los que veía a la gente de colores. Los amarillos eran los hipócritas.
También el amnarillo es el color de la prensa canalla.
Nada es casual.
Un abrazo compañeros.
En la tradición cristiana se identifica al AMARILLO con el azufre de los infiernos, y por extensión, con el orgullo, la falsedad o la traición.
ResponderEliminarEn el Medioevo el AMARILLO era el aviso para alertar de la existencia de una epidemia: herejes y apestados vestían de ese color.
También existe una superstición en el ambiente del teatro.
Es un color que se evita, tanto en los decorados como en la vestimenta de los actores. En 1673, Moliére estrenó el ballet-comedia ‘El enfermo imaginario".
Pocos días después, mientras actuaba, el dramaturgo se sintió indispuesto y murió unas horas más tarde.
En la representación, Molière vestía de AMARILLO.
Estamos jodidos...
Abrazo patagónico!!!
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