4 x 1, el resto sobra... Muy poco ha Cambiado en la cabeza de estos tipos desde el debate Jaurteche-Fano
EL
LOMO ES PARA LOS ENFERMOS, y si lo quieren comer deberán pagar el precio
internacional.. (Etchevehere - SRA)
ARTURO
JAURETCHE FILO, CONTRAFILO Y PUNTA
LA
RELACION VACA-HOMBRE
4
a 1
Cuatro
a uno no es el óptimo score apetecido en un match internacional por los
dirigentes de la AFA. Es el score óptimo, la relación vaca-hombre, establecida
como aspiración en un banquete de la APE. La APE es la Asociación de Prensa
Extranjera ante la cual, en banquete periódico, desfilan todos los personajes
argentinos, de los Presidentes de la República para abajo, para absolver
posición sobre lo que piensan que debe hacerse en el país. Asociación de Prensa
Extranjera y no Almuerzos Pagos Extranjeros, como podría suponerse por el
carácter gastronómico del examen. La APE da ritualmente el exequátur que
garantiza la calidad de buen argentino y demócrata del invitado de honor —el
personaje de turno—, quien, como concurre en busca de ese exequátur, es muy
cuidadoso de que sus ideas argentinas coincidan con las ideas inglesas,
norteamericanas, alemanas, de los corresponsales presentes.
HABLO
EL BUEY Y DIJO MUUU...
"La
Nación" del miércoles 15 de abril, nos informó del último almuerzo en que
el invitado de honor fue el señor Faustino Alberto Fano, presidente de la
Sociedad Rural Argentina. Como corresponde, el señor Fano es un campeón de la
libertad y entró en materia diciendo: "Como vosotros defendéis con
obstinada vehemencia la libertad de prensa, yo creo firmemente en la iniciativa
privada. La primera debe ser fuerte, amplia y sincera. La segunda (la
iniciativa privada) estimula la competencia y alienta el progreso." Y ahí
nomás agarró el toro por las guampas, no sé si con intención de voltearlo para
ponerle su marca (S. R.) o para caparlo. Supongo que para las dos cosas, como
en la yerra. Porque se refirió al gobierno, que está en edad para la misma,
pues he dicho mal toro, que todavía no lo es; ternero de destete, apenas. Al
gobierno se refería cuando dijo: "Sin embargo, después de una dura y larga
experiencia veo con asombro que se inicia aquí otro intento de dirigismo
estatal, por quienes eran los más severos críticos de un gobierno que nos
liquidó económica y moralmente." El señor Fano se opone "a una
política económica que se olvide de que no hay carne suficiente para mantener
un alto consumo y una indispensable exportación". "No hay —dijo— otra
alternativa que sacrificar algo de nuestras costumbres alimentarias o reducir
definitivamente la exportación." Proposición que me parece inobjetable; y
es la de la modificación de nuestra dieta alimenticia si queremos que el país
disponga de divisas provenientes de su oro comestible. Lo curioso es que esta
idea "original" del señor Fano fue la aplicada precisamente por
"ese gobierno que nos liquidó económica y moralmente". Este fue el
que limitó la matanza en algunos días de la semana, subvencionó los sucedáneos
de la carne en la alimentación popular y utilizó todos los medios de difusión,
desde el Ministerio de Salud Pública ejercido por el doctor Carrillo, para
orientar una cultura doméstica de la alimentación, políticas ambas abandonadas
en 1955 para aplicar las libertades tan caras a los comensales de ese banquete.
Aquella gente entendía por razones "demagógicas", como el señor Fano
por razones liberales, que hay que vender carne al exterior para comprar otras
cosas, del mismo modo que los franceses venden seda para comprar camisetas de
algodón o los paraguayos naranjas para comprar harina, en lugar de vestirse
exclusivamente de seda o alimentarse exclusivamente de naranjas. Si se tiene en
cuenta que durante ese gobierno estábamos en una etapa de ascenso de los
consumos populares, porque llegaban a la dieta carnívora básica, millones de sumergidos
que al emerger ponían en movimiento sus maxilares y los tubos digestivos, y que
el saldo exportable mantuvo su nivel, es evidente que las medidas iniciadas
fueron de algún efecto en el sector habituado al consumo, por más que una
política culinaria se desarrolle con lentitud en el plano de la cultura, así
sea doméstica. Después de 1955 se ha ensayado un procedimiento más eficaz, que
es volver a sumergir a los tan recientemente emergidos, pero éste ha dado menos
resultados, lo que solamente se explica por un aumento en el consumo en las
clases habitualmente consumidoras de carne o por el aumento de población.
VEGETARIANOS
DE "LOMO AUX CHAMPIGNONS"
El
señor Fano agregó también que no cree mucho en "la influencia de las
praderas artificiales financiadas con créditos a bajo interés y en la retención
de vientres lograda por la prohibición de las matanzas". El señor Fano
sabe además que, siendo limitado por el espacio útil y apto para el desarrollo
de la ganadería, ésta se vincula a la prosperidad agrícola, de modo que los
buenos precios de los cereales hacen que éstos desplacen al ganado vacuno o
recíprocamente. Es allí donde está el secreto de la oscilación grano-carne, que
obligaría, para ampliar el hinterland ganadero, a disminuir el cerealista. Todas
las soluciones del señor Fano consisten en una sola: disminución del consumo
interno. Pero esta disminución debe estar a cargo exclusivamente de los
argentinos que no son ganaderos y de los extranjeros, corresponsales de prensa
o no, que no están vinculados a los intereses ganaderos. El doctor Carrillo,
por ejemplo, mientras trabajaba por una variación de la dieta demasiado
carnívora de los argentinos, incurría en la contradicción de fabricar
consumidores: nada puede ser más nefasto para la disminución del consumo
interno que la erradicación del paludismo que se cumplió durante su ministerio.
Antes de Carrillo, anualmente, había 120.000 nuevos palúdicos. Después de su
política antipalúdica dirigida y ejecutada por el doctor Alvarado —un genio
argentino minuciosamente ocultado al país y que es actualmente en la UN el
Director Mundial de la lucha antipalúdica—, los casos anuales de paludismo
bajaron a 120, es decir el uno por mil. Una verdadera conspiración contra la
ganadería argentina, porque hay que imaginar en qué medida ¡120.000 individuos
sanos consumen más carne que 120.000 palúdicos! Para el señor Fano la solución
óptima —y la dio ante una pregunta del Presidente de los Corresponsales, señor
Percy Foster, quien conoce los bueyes con que ara— es restablecer la situación
imperante en 1922, "cuando había en el país, de acuerdo con el único dato
disponible de la década, 4 cabezas de vacunos por habitante; en 1963, cuarenta
años después, hay 1,97 cabezas por habitante, lo que señala la merma del 50 %".
Para este genio rural, el aumento de población de 7 a 20 millones, es una
merma, y no porque hayan mermado los animales sino porque los cristianos han
aumentado desproporcionadamente. La situación lógica sería organizar una
economía en función de los animales, pues la relación es ésa, 4 a 1. (Cuatro
vacunos por cada "cristiano".) Como los Estados Unidos es el país
ideal para el señor Fano y los suyos, tengo que suponer que para sus 200
millones de habitantes le corresponde una población vacuna de 800 millones. Es cierto
que los Estados Unidos, cuya relación es 0,50 vacuno por cristiano (contando
negros y portorriqueños) ha encontrado la solución en el desarrollo capitalista
lo mismo que Inglaterra, pero el señor Fano sólo es occidental cuando se trata
de Inglaterra y Estados Unidos. Para aquí sólo tiene soluciones similares a las
que aconsejaría a los orientales, es decir a los chinos: liquidar los
excedentes de cristianos, o de confucionistas, budistas o taoístas, según el
caso, para evitar la merma de la ganadería gracias a la merma de los hombres.
No es suposición mía que excluya otras soluciones, pues fue bastante explícito
al respecto: "Se opuso — dice el periódico—a crear y mantener un sector
industrial en crecimiento y muchas veces nada beneficioso para el país".
La solución cristiana y occidental del señor Fano no consiste en hacer lo que
han hecho los paises occidentales y cristianos que se han permitido el lujo de
alterar la relación 4 a 1, sino en aplicar las soluciones coloniales que los
países occidentales y cristianos aplicaron a los paises no cristianos mientras
pudieron.
EL
CANTO DEL CISNE DE LA OLIGARQUIA
El
señor Fano, en definitiva, no hace más que repetir un pensamiento expresado por
el doctor Alberto Hueyo en un artículo publicado en "La Prensa", inmediato
a la revolución del 55, complementario de la política destinada a provocar
"una moderada desocupación". Dijo entonces el señor Hueyo que el
número de habitantes de la Argentina excedía las conveniencias de una buena
estructura agropecuaria y basaba su optimismo en la esperanza de que se
produjese una abundante emigración de argentinos hacia el exterior. La Sociedad
Rural, cristiana y occidentalista y admiradora del capitalismo, no tolera el
desarrollo capitalista que es la solución occidental, pero tampoco el
socialismo, que es la solución oriental. Quiere una Argentina oriental en un
mundo occidental y en donde a ella y a sus socios, les toque ejercer la
gerencia del colonialismo; esto supone la necesidad de restablecer el 4 a 1,
impidiendo la merma ganadera por la merma humana. ¡Menos argentinos y con más
hambre! Y muchos institutos de inseminación artificial para aumentar y mejorar
la calidad vacuna. Complementaria, y muy cristianamente, tendrá que proponer la
prohibición de la inseminación natural entre los hombres, porque por una
paradoja de la naturaleza, o del desarrollo, los hombres, cuanto menos comen,
más procrean. ¡Esas noches ocupadas de los desocupados! El señor Fano aceptará
fácilmente la limitación de la natalidad porque la libertad de los hombres
puede ser limitada por sus obligaciones para con la patria, pero nunca la
libertad de las yacas o de sus propietarios, vacunos también por mimetización.
La verdad es que solamente un vacuno puede expresarse como el señor Fano: habló
el buey y dijo Muuu... Es lo que esperaba el señor Percy Foster, que como hemos
dicho antes, conoce los bueyes con que ara. Para conocerlos la A.P.E. los
convida a almorzar.
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