Fuente: Página 12
Veinticuatro horas que
conmoverán la Argentina
Se
elige al futuro presidente, por primera vez cumpliendo con la doble vuelta.
Finaliza la maratón electoral. Cambios de favoritismo. La distribución
territorial y social del voto, dos claves. Buenos Aires siempre gravitante. La
continuidad democrática, un avance colectivo. La gobernabilidad y la entrega
del mando en regla. Jefes de Gobierno y gobernadores bonaerenses, un detalle.
Más de treinta y dos
millones de argentinos están habilitados para decidir quién será su presidente
en los próximos cuatro años. La segunda vuelta se realizará en un contexto de
paz social y gobernabilidad sin precedentes. El nuevo mandatario tendrá
oportunidades propicias, lo que no equivale para nada a óptimas.
Se
enfrentan las fórmulas Mauricio Macri-Gabriela Michetti de Cambiemos y Daniel
Scioli-Carlos Zannini del Frente para la Victoria (FpV).
Nunca
hubo una votación semejante en nuestra historia. Es el trámite habitual en
Chile, Uruguay y Brasil solo por mencionar en la comparación a países hermanos
y vecinos.
Llega
el clímax de un proceso electoral largo, acaso farragoso, lo que es menos
relevante que su limpieza general, la versatilidad activa de la ciudadanía y la
participación masiva que fue record un mes atrás.
Es
deseable y más que factible que sea una jornada con alta concurrencia, que es
regla merced a la formidable vigencia del sufragio universal y obligatorio.
Se
enfrentan dos proyectos diferentes o hasta antagónicos. Cuando se termine el
recuento de boletas habrá quienes festejen y quienes sufran, teman o que por lo
menos tengan bronca. El presidente electo deberá representar a todos, por
lógica constitucional pero los rivales llegan con apoyos y “contratos
electorales” radicalmente distintos.
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Referencias: Los datos más sólidos para palpitar el desenlace son anteriores
pronunciamientos de la ciudadanía: las Primarias Abiertas Simultáneas y
Obligatorias (PASO), la primera vuelta nacional y la contienda por la
gobernación bonaerense.
El
gobernador Scioli le sacó ocho puntos porcentuales al jefe de Gobierno Macri
que se acortaron a tres en la primera vuelta. El margen se estrechó mucho y el
cambio de color en la provincia revirtieron el favoritismo previo: el FpV
estaba en pole position en las PASO y el primer turno nacional. Los análisis
ulteriores al 25 de octubre y casi todas las encuestas (que se mentan apenas
por respeto a la vulnerable veda) recalculan y colocan a Macri como favorito.
La
realidad se expresará en el conteo que promete ser menos lento que los
precedentes. Una cultura muy influida por el discurso mediático concede mayor
importancia a la celeridad que a la certeza y al rigor. Es equivocada, se
corroboró en la primera vuelta: unas pocas horas “de más” no generaron
reacciones colectivas ni angustias. Lo fundamental es que el escrutinio sea
serio y que sea acatado por los participantes.
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Territorio y clases sociales: En la primera vuelta el crecimiento de Macri se sustentó en varias
provincias muy pobladas de la “zona centro”: CABA, Córdoba y Santa Fe. Scioli
tuvo sus mejores bastiones en el NOA y el NEA. En la gravitante Buenos Aires
consiguió una ventaja mínima, preocupante considerando que es su distrito donde
debía contrapesar a otros. Una lectura territorial sugiere que, para tener
chances, el FpV debe acrecentar su cosecha en Buenos Aires en forma
significativa para balancear las amplias derrotas imaginables en Córdoba y la
Capital.
Cambiemos
es fuerte en su feudo porteño y le conviene minimizar el gap en el norte
argentino. Los cierres de campaña corroboran lo dicho: Scioli armó dos, en Mar
del Plata y La Matanza. El líder de PRO fue a la quebrada de Humahuaca.
La
territorialidad del voto es una faceta habitual en los análisis previos, de
todo nivel y pelaje. Hay otro factor que podría ser central hoy: la
estratificación social. Los sectores más humildes son la base de Scioli que
solo tendrá perspectivas si hace pie firme en ese sector.
Macri
es un emergente de las clases altas, educado en el colegio Cardenal Newman y en
la Universidad Católica. El favorito del medio para arriba de la pirámide
social.
La
exigencia del cincuenta por ciento compele a ambos a incursionar en los grupos
o territorios que le son renuentes.
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Formas de ver: En un sistema estable todo recambio expresa un veredicto sobre el
gobierno actual. Sobre todo si el oficialismo supo granjearse el favor de las
mayorías en tres elecciones sucesivas, por goleada cuando la candidata fue la
presidenta Cristina. El FpV en su conjunto será vencedor o vencido hoy. El
tablero político del oficialismo y de todo el abanico justicialista se
convulsionaría en un escenario de derrota.
Hay dos
formas extremas (que pueden mestizarse o complementarse) para traducir los
resultados de las elecciones. Centrarse en las campañas y la disputa electoral.
O pensar que el mediano plazo es lo que incide: lo vivido y percibido por los
ciudadanos en los últimos años. En la cultura norteamericana se habla del
“metro cuadrado” que ocupa. En jerga argentina podría decirse por su casa, su
manzana, su barrio y su laburo.
Este
cronista predica un criterio mixto en el que pesa mucho la valoración de la
gestión oficialista, el acuerdo o el rechazo, la afiliación voluntaria, el
agradecimiento o la fatiga.
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Vallas y campañas: Hasta acá, Cambiemos superó muchas vallas. Una es la aceptación en el
interior de una fórmula puramente porteña, que cambió tendencias históricas del
padrón nacional. Otra es la penetración en Buenos Aires. En esta mañana
dominical el cuadro está incompleto, es provisorio. Cambiemos ya obtuvo más de
lo que esperaba y el FpV menos. Pero la máxima competencia se dirime hoy: ahí
quedará reconfigurado el escenario.
Todas
las fuerzas opositoras llegaron al comicio con una ventaja comparativa,
demarcada por la Constitución. Contaban con su principal figura para competir
mientras el oficialismo no podía proponer a la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner. Cualquier candidato del FpV afrontaba esa dificultad. El reemplazo,
Scioli o quien fuera, era menos representativo del vigor y espíritu del
kirchnerismo. La campaña del FpV reflejó el dilema sin resolverlo del todo. Por
momentos hubo dos subcampañas coexistiendo y en ciertos trances pareció haber
más de dos hojas de ruta.
La
campaña de Macri fue asombrosa aunque eficaz hasta acá. Por lo pronto,
consiguió aglutinar más votos que cualquier desafiante del kirchnerismo en las
presidenciales de 2007 y 2011. Tanto que llegó a la instancia del ballottage
tomando decisiones que fueron criticadas hasta por sus aliados: fórmula “puro
PRO”, cero acuerdos con el diputado Sergio Massa en el armado electoral y tras
la primera vuelta.
Lo más
extraño de su estrategia fueron las repentinas mutaciones, al vaivén de las
votaciones y las encuestas. La más impresionante fue su pseudo peronización
pronunciada en el día en que Horacio Rodríguez Larreta conservó la Jefatura de
Gobierno ante el ascendente neo radical Martín Lousteau. El nuevo discurso es
insostenible en términos conceptuales y prácticos: toda suma positiva. Se
bajarán impuestos y se sostendrán las prestaciones sociales. Se devaluará pero
sin las consecuencias negativas que derivan de esa medida. El punto es que ese
relato híper optimista (“a vos te digo que conservarás lo que tenés y sumarás”)
prendió mucho en quienes pueden ser perjudicados por un gobierno de derecha o
centroderecha. Macri confirmó esa preferencia al pronunciarse sobre leyes de
ampliación de derechos de minorías o de recuperación de empresas públicas o la
pelea con los fondos buitre o Se abrevia la extensa nómina, que el lector
conoce. Desde hace añares el jefe de Gobierno roló el planeta para codearse con
dirigentes o autoridades de centro derecha que tienen la franqueza de asumir su
bandería.
Muchos
argentinos le vienen creyendo aunque sean posibles damnificados de las
políticas públicas que se pueden esperar de tal referente.
Para
precaver ese riesgo Macri tramitó la vaguedad en la etapa final de la campaña.
Se le chispotearon sus referentes económicos en el último mes anunciando mega
devaluación y supresión de subsidios ya. Macri ni los refutó ni los confirmó,
gambeteó mostrar sus cartas y su gabinete. Hubiera emitido una señal clara si
sinceraba la composición de un gabinete integrado por el ex CEO de Shell, o
algún otro representante de las grandes corporaciones. Y por un troglodita
antediluviano en Salud, sin ir más lejos. No habló más de ir a arrodillarse
ante el juez Thomas Griesa. Y calló sobre política en materia de derechos humanos.
Scioli
se presentó como un continuador matizado del “modelo”. La coyuntura económica
compele a ambos a un programa común en parte: baja de retenciones, abrirse algo
a inversiones extranjeras y conseguir apoyos financieros internacionales.
Las
variables de empleo y consumo se sostienen pero la restricción es un hecho que
exige nuevas herramientas y abordajes.
La
diferencia es que Macri se orienta hacia los organismos internacionales de
crédito y Scioli busca apoyos en Brasil y China. Y que tiene un pacto electoral
con los trabajadores en general, con las industrias ligadas al mercado interno,
con las universidades públicas. Todos esos sectores protagonizaron un activo y
emocionante esfuerzo en las semanas recientes.
La
campaña oficial mostró falencias, su base social y militante se volcó a las
calles para “pedir el voto” y pronunciarse en defensa propia. Es imposible
calibrar el impacto electoral de ese despliegue pero si Scioli gana deberá
contemplarlo y agradecerlo con sus acciones.
Cualquiera
de los dos deberá tomar en cuenta la diversidad ya impuesta por el voto.
Scioli, el crecimiento del PRO que gestionará las dos provincias más poderosas.
Macri se encontrará con un Congreso nacional adverso: el FpV con quórum propio
en Senadores y primera minoría en Diputados.
Quien
gane contará con legitimidad de origen aunque debe contemplar que la de
ejercicio se juega en cada día. Una sociedad habituada a movilizarse en defensa
de sus derechos forma parte del inventario. Mirando hacia atrás Macri debe
soñar con lo que consiguió el ex presidente Carlos Menem: un giro a derecha
rotundo que supo conservar el poder en dos mandatos. Y tomar en cuenta los
finales prematuros de los presidentes Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, un
radical y un peronista. Contradecir los intereses populares es
contraproducente, es letal reprimir la protesta callejera.
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Encuestas y derivas del voto: En la maratón de elecciones los consultores acertaron y cometieron
errores serios. Entre los traspiés se pueden enumerar la segunda vuelta de la
Ciudad Autónoma, en la primera nacional y en Buenos Aires. En ésta la falla fue
mayor porque le erraron al ganador que fue la macrista María Eugenia Vidal. En
las otras “la pegaron” con el vencedor. Los encuestadores también serán noticia
mañana, claro que en un rol secundario.
Cambios
de talante súbitos de los votantes conmovieron los pronósticos en la CABA, en
Buenos Aires, en la primera vuelta.
Ante la
experiencia única del ballottage es un enigma si ocurrirá algo similar esta vez
o si se mantiene y crece la succión de votantes que consiguió Macri en los
últimos meses.
En la
semana que hoy termina el triunfalismo macrista indujo a ciertos arranques de
sinceridad. El modo canchero y despectivo de Macri en el debate. Las
declaraciones brutales del intelectual orgánico Marcos Aguinis contra las
Madres y las Abuelas. Los dichos del candidato contra Tecnópolis. Van a
contramano de su discurso optimista y catch all. Scioli pareció tener una
enjundia nacional y popular un poco tardía pero definitoria.
Si
Macri llega a la Casa Rosada será la primera vez para una coalición que
representa al centro derecha y a la derecha en elecciones libres. Y el primer
mandatario no radical ni peronista. Un cambio de época rotundo que se palpará
aún si es batido aunque en menor medida.
Si
Scioli prolongara la primacía del FpV en las urnas también sería un record de
continuidad.
Hablamos
en esencia, de dos porvenires posiblemente distintos. Quien esto firma cree
que, con todas sus limitaciones, el FpV representa la continuidad de un período
de ampliación de derechos civiles y humanos, ascenso social, creación y
conservación de empleos. Y que Macri, más pronto que tarde, elegirá el rumbo
propio de una fuerza market friendly con las secuelas imaginables en tal caso.
El
pueblo argentino elegirá su destino. Como se ha escrito tantas veces en esta
columna no es certero decir que nunca se equivoca. Puede hacerlo sobre todo
cuando conoce mejor al oficialismo (que se mide en lo que consiguió, lo que
fracasó, lo que le falta) que a la oposición que es virtualidad siempre. La
cuestión es que el pueblo tiene derecho a elegir a sus representantes,
acertando o errando en la defensa de sus intereses. Es soberano para definir su
futuro.
La
robustez del sistema es un avance colectivo que dejará enigmas abiertos pero
que constituye un patrimonio común a preservar. La jornada cívica repetida es
otro record fenomenal y trascendente. En eso todos pueden festejar. El
oficialismo contribuyó mucho a este momento culminante de democracia.
En la
definición por penales gana uno. Ojalá sea otro día de compromiso en el cuarto
oscuro. Y también que quien resulte ungido sepa entender que lo comprometen las
demandas que alentó y prometió. No le serán reclamadas por Dios, los Santos
Evangelios y la Patria según la fórmula que jurará el 10 de diciembre sino por
un pueblo activo y demandante que no será transigente ni pasivo si se atacan
sus derechos materiales e inmateriales.
Aunque no está todo dicho, para los jóvenes militantes, les dejo esta poesía de Daniel Giribaldi, lo hago desde mis 73 años, con mas de 50 de militancia:
ResponderEliminarYo mismo
Me parezco a aquel viejo cenicero,
(un diablo de metal) que había en casa,
con la frente arrugada como pasa
y algo jodón al campanear cabrero.
Todos me apagan puchos en el cuero
-igual que al cenicero- y mi viaraza,
por una bronca de ceniza y brasa,
me hace querer al fuego que no quiero.
Vos y yo, cenicero estamos locos,
revirados de atar. Mirá que muchos a matar
nos tiraron como a pocos
e igual al fuego le jugamos risa.
¡Hemos visto quemarse tantos puchos,
que ya no nos calienta la ceniza!
A la caterva de imbéciles que ha sembrado este espacio de cobardes amenazas e idioteces, siempre anónimas por supuesto, les pido que busquen otros lugares en donde exponer sus miserias. Este sitio es un lugar en donde la reflexión, el arte y el conocimiento son bienvenidos, la violencia y el mal gusto serán eliminados sin ningún tipo de contemplación, ni en victoria ni en derrota.
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