Previamente
pongamos atención a lo declarado por la precandidata en primer término a concejal
por la lista número 6, Alicia Jalle, representante del denominado sciolismo duro
Editorial del sábado 1 de agosto Testigo de Privilegio
Ahora, dentro de
un ratito, a partir de las 12.30, Testigos de Privilegio ingresa en veda. No
sus voces por cierto, ellas seguirán desandado durante la semana sus
percepciones tratando de deconstruir lo que aparentemente parece taxativo, pero
si se silenciará su formato periodístico tradicional durante catorce días. El
próximo sábado, acaso con la asistencia de algún poeta, de algún músico,
trataremos de seguir buscando esos intersticios por donde filtrar pensamiento
crítico sin dejar el lugar político al cual pertenecemos. Dicho esto me atrevo
a sentenciar que lo más trascendente que vamos a vivir el próximo domingo a
escala local será la interna del FPV. Las demás agrupaciones han resuelto sus
dilemas políticos fuera de la reforma que las PASO propone. En algún caso porque
no había necesidad ya que el acuerdo sobre las candidaturas nunca fueron
puestas en duda. Por su parte el radicalismo prefirió omitir el convite
constitucional y se ayudó con un doble sistema de encuestas en el que curiosa y
casualmente tuve la oportunidad de participar como simple transeúnte más allá
de que jamás optaría a esa fuerza ni para conducir una sociedad de fomentos. Nadie
pone en duda que todos alcanzarán la mínima para pasar a los comicios
generales, en consecuencia la campaña por los porotos se comenzará a jugar a
partir del 10 de agosto.
El FPV presenta
dos opciones bien definidas desde la representatividad colectiva, acaso no desde
la divergencia política. En estos días hemos podido comprobar una simetría
dialéctica que en algún caso puede llegar a confundir tanto al electorado
justicialista como a aquel independiente que mira con buenos ojos que el
distrito tenga un alineamiento político con el futuro gobierno provincial y
nacional.
Por un lado la
lista 6, según palabras de sus mentores Ramiro Urristi y Juan Carlos Menéndez y
que lleva como candidato a Intendente a Gustavo Brussa, se autodefine como
visceralmente sciolista a nivel nacional adhiriendo a la fórmula Domínguez-Espinoza
a escala provincial. Según sus propias definiciones no hay nadie dentro de la
lista que no adhiera a tales principios de manera que no es necesario escarbar
demasiado para entender que su pétrea estructura principista fue fundamental para
que un acuerdo de unidad no se pueda llevar a cabo. Qué pasaría entonces con
esa estructura pétrea de ganar en Coronel Dorrego si triunfa en la interna
provincial Aníbal Fernández para Gobernador. Ni el candidato a Intendente ni
sus acompañantes ni sus mentores tienen llegada con el actual ministro, de
manera que su argumento sobre un alineamiento positivo expondría un crudo
oxímoron de cara al resultado provincial. Qué quiero decir con esto. Que dicho
argumento es falaz. No vamos a estar mejor o peor ni vamos a dejar de hacer
cosas porque el Intendente luzca una musculosa naranja o se deje crecer el
bigote. Algunos parecen que subestiman al vecindario. Vamos a estar mejor con
decisiones políticas corajudas fronteras adentro, como el propio candidato de
la Lista 4 Osvaldo Barcelona manifestó con relación al frigorífico durante la
semana. En ese sentido la lista 4 presenta un menú que está por encima de las
candidaturas nacionales y provinciales y le pone de cara a la sociedad
dorreguense una plataforma que abraza temas locales desde un prisma ciento por
ciento kirchnerista, como nunca ocurrió en estos doce años, que incluye el completo
abanico que dicha fuerza política posee. Unidad en la diversidad la llamó Cristina.
Llama poderosamente la atención que tras un colectivo horizontal y democrático,
como lo es el kirchnerismo, se mimetice una lista encriptada y sesgada a favor
de su único paradigma existencial: Scioli. Ni Zannini, ni La Campora, ni
Cristina, ni Kolina, ni Unidos y Organizados, ni Nuevo Encuentro, ni la JP
entre otros participan del convite, solamente Scioli como condición necesaria e
indispensable. Ergo su existencia no está ligada a una convicción política que
hace 12 años está transformando el país, sino a una persona. De no existir ese
puntual candidato sospecho que algunos de sus mentores seguirían navegando por
los mares de Rodriguez Saa, o de Sobisch, o estarían cortando rutas en contra del
proyecto, tal cual ocurrió en el pasado. Llama doblemente la atención cuando
todos los que militamos el campo popular sabemos que el peronismo, durante esta
última década, fue algo mucho más complejo que la individualidad. Algunos dicen
que no hay diferencias entre la lista 4 y la lista 6; según mi percepción
política la sumatoria de ambas de ningún modo resulta 10. Yo creo que esas
diferencias van más allá de los nombres y sus historias. Esas diferencias,
acaso filosóficas, están dadas en la interpretación de la historia reciente y
en consecuencia derraman tanto en su dialéctica electoral como en su praxis política
futura. El resto son cuestiones menores de carácter individual que muy poco me
importa conceptualizar ya que sigo sosteniendo que el candidato sigue siendo el
proyecto, frase que por cierto ha quedado fuera de moda muy rápidamente, por lo
menos en nuestro Pago. Sin desmerecer a
nadie es muy claro que la lista 4 que lidera Osvaldo Barcelona posee cuadros
políticos preparados que no necesitan ensayos ni meses de pasantías rentadas.
Militantes experimentados en los barros sociales, en los barros ejecutivos, en
los barros judiciales, en los barros mediáticos, en los barros administrativos,
en los barros contables, entendiéndose como barros el conocer perfectamente las
finas y gruesas letras con las cuales está escrito el vademécum de nuestras
ilusiones y frustraciones.
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