Es un paro político se afirma de manera despectiva….



Todos lo son, y así debe ser. Es un excelente ejercicio para determinar el marco ideológico de los actores sociales. Me permito dudar de aquellos que sostienen sus relatos y acciones públicas a partir de una asepsia engañosa y fraudulenta. El problema no radica en la politización del conflicto, cuestión absolutamente sana en el marco de la discusión democrática, el nudo de la cuestión está dado en que sepamos dilucidar la dirección política hacia la cual apunta el conflicto y de ese modo, por igual acción política, saber a ciencia cierta si la apoyamos o la desestimamos. Y es aquí donde encontramos las mayores dificultades del presente. A mi entender Moyano y sus esbirros no van a manifestar públicamente que desean fervientemente que este Proyecto socioeconómico caiga debido a que se siente defraudado por sus políticas populistas horizontales, por sus desplantes individuales y por el rol político que le otorgó a la Central Obrera de su esfera. El Gobierno jamás va a manifestar públicamente que necesita otro tipo de conducción proletaria para profundizar el modelo. De modo que en la atenta lectura de las entrelíneas vamos a poder desentrañar las verdaderas cuestiones que encierran el dilema planteado. Está claro que lo desmesurado de la ofensiva no se corresponde a las causas exhibidas. A nadie le cabe concebir que este modelo inclusivo, visibilizador y restaurador de derechos se merezca tamaña reacción por un tema heredado y que seguramente será solucionado con el tiempo. Y es allí en donde debemos detenernos; en las señales, muescas y alianzas que disparan la medida. En la coyuntura podemos observar que nuestra Presidenta no está sufriendo desgaste. Ha mantenido firmeza pilotando la situación desde su rol e investidura. Se nota demasiado que está muy por encima de sus colaboradores lo que presenta una peligrosa dualidad. Por un lado estar seguros que contamos con una dirigente de excepción, y por el otro que dicho correlato intelectual y político aún no encuentra equivalencias y menos sucesión. La incontinencia verbal de algunos funcionarios oficiales resultó llamativa ingresando dócilmente al campo de los agravios, inciso que el circunstancial antagonista maneja impecablemente. De todas manera nuestros sindiempresarios saben que si las corporaciones te otorgan entidad de estadista es momento de entender aquello que expresaba Andrés Rivera en la enorme novela La Revolución es un Sueño Eterno. “¿Porqué, con la suficiencia pedante de los conversos, muchos de los que estuvieron de nuestro lado, traicionan la utopía? ¿Escribo de causas o escribo de efectos? ¿Escribo de efectos y no describo las causas? ¿Escribo de las causas y no describo los efectos? Escribo la historia de una carencia y no la carencia de una historia. Y te agrego compañero algo que leí por ahí, frase de la cual no recuerdo su autor: “La misión de la Iglesia no es liberar a los esclavos, es hacerlos buenos”. Ergo, la misión de las corporaciones no es liberar de sus angustias a los trabajadores, su misión es domesticar sus deseos...



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