Dicen los viejos coleros que en el 37 fue Carmodi; no sé, no las vi venir... ESTA VEZ FUERON SANZ Y LOS 186 CONVENCIONALES LOS QUE DISPARARON DESDE EL CAMPANARIO DE LA IGLESIA... Mensaje a la Juventud Radical...
.. fragmento de la
novela: Juan B. Maciel, cuando el descuido nos omite
Discurso de Juan
Bautista Maciel en instalaciones linderas y pertenecientes al Club Atlético y
Recreativo Progreso de la Localidad de El Perdido - Partido de Coronel Dorrego,
poco antes de su asesinato ocurrido el 5 de septiembre de 1937, luchando en
contra del fraude patriótico conservador. Un dato curioso: El Pinedo de
entonces fue uno de los autores intelectuales, el Pinedo de ahora celebró este
nuevo atentado político...
“La prudencia es una
vieja solterona, rica y fea, cortejada por la incapacidad”.
“Aquel que desea pero no
obra, engendra peste”.
“El necio no ve el mismo
árbol que el sabio”.
“Jamás se convertirá en
estrella aquel que no irradie luz”.
Estas frases sueltas
compañeros son pensamientos que pertenecen a la obra titulada Proverbios del
Infierno del escritor inglés William Blake. Tienen más de un siglo de haber
sido expuestas a consideración por el autor y que yo sepa nadie ha osado hasta
el momento refutar algo de lo dicho. Los invito a que analicemos con serenidad.
En primer lugar deberemos admitir que nunca la prudencia ha protagonizado los
eventos más destacados de la historia de la humanidad. Los cambios políticos y
sociales fueron en su esencia violentos y tormentosos, protagonizados por seres
desmesurados, extremadamente ácidos y hasta sanguinarios. Moreno, Castelli y
Monteagudo son ejemplos domésticos del caso. “Sin contrarios no hay
progreso” afirmaba Blake. La prudencia y la serenidad encajan perfectamente
con los rasgos de un oficinista, de un bancario o de un jurista, nunca con los
de un revolucionario. Veremos a la vez que en medio de ese contexto la poesía
ha tenido una enorme estrella debido al compromiso social que tenían los
encargados de irradiar luz estética. Por caso Ovidio durante el esplendor de la
conquista romana, José Martí durante las luchas por la liberación cubana, al
igual que Rousseau y Chénier en tiempos de la Revolución Francesa. De ese modo
y en momentos trascendentes de la humanidad el sabio impuso su visión del árbol
por sobre la del necio, dejando de lado y por un buen rato, a las pestes
vanidosas; esto fue así debido a la exigencia de tener que tomar decisiones con
urgencia. Estas breves observaciones guardan enorme relación con nuestra
compleja actualidad sociopolítica. “Los tigres de la ira son más sabios que
los caballos de la intención”. El pueblo iracundo, con sus necesidades,
movilizaciones y protestas produce modificaciones inevitables más allá de las
vocaciones ideológicas de los dirigentes políticos en ejercicio. También el
pueblo con sus complicidades y silencios es responsable de sus magras
realidades. Por eso es necesaria la observación sobre aquellos orientadores que
toman el guante del impulso popular. Las organizaciones intermedias,
culturales, sindicales, partidos políticos y demás, tienen la enorme
responsabilidad de formar cuadros analíticos e intelectuales que prevengan todo
tipo de intento hegemónico y que a la vez encausen ese enorme torrente de
intemperancia creando una red de contención republicana y democrática.
Si bien la ley es el
único elemento rector de la sociedad se hace imprescindible su permanente
condición de estudio y debate por cuanto los cambios sociales suelen
manifestarse con sutiles señales, a modo de previo aviso. De esta forma los
ciudadanos podrán constatar que sus representantes trabajan a favor de una
sociedad ecuánime y digna de ser disfrutada, como consecuencia de ello y
paulatinamente esa iracundia se verá transformada en esperanza ya que la duda
intrigante y la especulación no tendrán cabida como contrato social. Evitar la
burocratización en función de intereses sectoriales es el mejor de los
anticuerpos que una comunidad puede tener en contra de los privilegios; para
ello una granítica y equitativa legislación impositiva duplicará ese concepto
solidario que toda sociedad debe poseer a favor de su pacífica convivencia.
Nada de esto es posible sin honestidad intelectual, patriotismo y amor por el
pueblo. Por eso los insto compañeros a formarse e informarse. No sólo para
potenciar sus talentos personales, sino también para evitar ser sometidos por
aquel que pretenda tiranizarlos a través del arma más eficiente jamás creada
por el poderoso: La ignorancia. La inocente ignorancia del jornalero necesitado
que agradece el todo por nada. Cuando un patrón nos contrata es porque necesita
de nuestras capacidades, obtiene renta con nuestro trabajo, estando dispuesto,
en la mayoría de los casos, a abonarnos por ello lo menos posible. Entiendan
esto con claridad compañeros, por eso deseo reiterar el concepto... “El capitalista
no nos da trabajo, nada nos regala, la realidad es que le urge mano de obra
para la obtención de sus ganancias”. Invertir esta premisa tiene la sola
intención de colonizar la voluntad del trabajador. Habrá excepciones, no lo
niego, pero esas excepciones, al ser tales, confirman que lo usual y corriente
circula por la inhumana explotación del obrero. Ese es el estado que se
pretende conservar a través del fraude y la represión. Usufructuar, de manera
permanente y monopólica el poder institucional, evitando por medio de la
fuerza, la resistencia colectiva. Nuestra historiografía, compañeros, ha sido
detallada por miopes con intención. Carlos de Alvear es a José de San Martín lo
que Bernardino Rivadavia a Manuel Dorrego. Sin embargo nada de ello cuenta para
aquellos formadores de opinión que consideran de igual modo a los luchadores
por la independencia que a los representantes de concretos intereses
transnacionales. Tardará mucho tiempo o quizás nunca suceda que la imagen de
Juan Galo Lavalle sea trasladada de los predios de la antigua residencia de la
familia Dorrego; provocación de claro y grosero mensaje ideológico cargado de
irrespeto y despotismo. Amigos, nada esperemos de la posteridad, sólo tratemos
de hacer algo a favor de ella y de los que vienen, para que este paraje sea un
lugar que merezca ser vivido y que nosotros, desde nuestras luchas y
convicciones, seamos recordados con la gentileza que encierra una simple y
sincera sonrisa respetuosa. Aborrezco la adulación y los discursos lisonjeros.
Anhelo ser advertido sin la extorsión del halago, deseo ser frecuentado por los
modales de las reserva. Al igual que los sermones y los cortejos compañeros, la
exaltación llega fuera de tiempo y lugar, careciendo además de la necesaria
poesía que toda actividad humana debería detentar para poder fantasear, con
cierto atisbo de fundamento, con una sociedad inteligente y razonable.
Me enterneció ver un par de jóvenes radicales llorando por el acuerdo. El problema es si se quedan con las lágrimas
ResponderEliminarNo pretenda que nuestros brillantes jóvenes de la JR pierdan su valioso tiempo leyendo su novela sobre Maciel
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