Y pretendiendo vivir inmerso en una histórica mentira terminó suicidándose por una vulgar verdad

Nunca me sedujeron las intuiciones y el sentido común de las mayorías opinantes

“Tan frágil y humano como eso, suicidio simple. Imposible comprobar la inducción. O mejor dicho, siempre hay inducción. Esta quedará para la sospecha y el discurso político, cada uno hará de mi lo que quiera, acaso esa sea mi venganza. No le pertenezco a nadie, aún puedo llegar a ser un salvavidas de plomo”. Y el tipo construyó una mentira para propios y extraños, demás está decir, manipulado y con la inestimable colaboración de todos los interesados a favor de crear un clima destituyente…

Le cuento a mi círculo íntimo que regreso intempestivamente a pesar de haber reservado pasajes con bastante anticipación… De todas maneras dejar trascender por Laurita que mis superiores quieren relevarme es una excelente excusa siendo la versión muy útil a la causa. Se miente demasiado por falta de fantasía, la verdad también se inventa Laurita…

Según su estrecho colaborador: Tengo más miedo de tener razón que de equivocarme. ¿Desde cuándo un fiscal experimentado, de tan alto rango, le teme a la verdad jurídica? A no ser que ese “tener razón” descanse sobre una mentira prediseñada. Acaso esa razón/verdad hallada finalmente en el texto, no deseada, embistiendo de frente contra la operación en la cual estaba inmerso, haya sido el motor del desenlace… No me suicidó por la mentira que ayude a bocetar, me suicidó por la verdad que me explotó en la cara; buena paradoja, me explotó en la cara…

Acabo de leer una novela de ciencia ficción, extensa y aburrida. No existe dato judicializable, tanto asesores como confidentes e informantes que me rodearon, en lugar de una denuncia irrefutable bosquejaron un juego político con fines determinados. Esto como causa no dura una semana mientras que la humillación y la de mis afectos durará toda la vida. No puedo seguir, es una vergüenza jurídica, mis propios colegas me considerarían un desecho profesional, elijo ser José Genoud, hoy nadie lo recuerda, excepto yo. No puedo darles el gusto de que ultrajen mi cuerpo y mi memoria.

Necesito un arma. Para mí o para el que venga a ultrajarme. Benítez me la niega, Diego me la da, sabe para qué la quiero. No necesito la llave para salir, Diego dejó la puerta entreabierta…

Pescado podrido

Rusconi defiende a Diego. No sé de qué. Sólo hizo lo que le dije. Rusconi dice que lo defiende porque la esposa de Diego es amiga de la mamá de un compañero de su hijo en el jardín… ¡Qué boludo! Encima este tarambana le declara esto al enviado de 678. TN te cuida, gil…, el grupo te arropa, te contiene, te auxilia, eso sí, cuando le sos más útil como cadáver, te sacan el banquito y debes pagar con intereses ese cuidado, esa contención, ese auxilio…

Por ahora zafo. Sigo viviendo en Le Parc, alquilando pero en Le Parc, ya que no me mandaron con los suicidas en el Cementerio de La Tablada. Entre los judíos los suicidas somos gente de segunda, eternos pecadores. Por ahora no lo creen, no les conviene creerlo, no les sirve creerlo y eso de alguna manera hace que mi primera estancia en el nuevo mundo no sea tan viscosa para aquellos que de vez en cuando se peguen una vuelta por acá…