A aquellos que nos tocó vivir esta realidad europea
durante los ochenta y los noventa en Argentina sabemos cuáles son los
resultados. Una generación desperdiciada y frustrada. De alguna manera hoy se
está cosechando aquello que se sembró. Por suerte, desde el 2003, esa inercia
ha cambiado y seguramente los subveinte del presente serán mucho mejor de los
que fuimos nosotros. Hoy hay acceso
democrático y horizontal a la tecnología, hay un Estado que incluye. Por
entonces estábamos excluidos tanto de la toma de decisiones políticas como del
campo laboral. Nos recibíamos y había que apechugar con cualquier puestito y
tratar de sobrevivir como se pueda, generalmente al margen del sistema. Recordemos
solamente la cantidad de profesionales jóvenes que sin padrinazgo navegaban
entre taxis o siendo modestos cadetes, sin mencionar la desprotección que tenía
el joven trabajador no formado. Claro que la tarea no está terminada ni mucho
menos, pero esa inercia que parecía inexorable ha sido revertida. Ojalá que
Europa se detenga a observar nuestra cosecha actual para impedir que la siembra
no esté a la altura de las exigencias que propone la contemporaneidad. De alguna
manera la zaga que estamos desarrollando sobre la Década Ganada habla del
asunto.
*
por Carlos Martínez para Diario
Público de España
FUHEM Ecosocial. #PrecarityandYouth
La juventud de toda Europa
padece una situación estructural común: el paro y la precariedad afectan a una
parte creciente de la población y sitúa, a muchas personas, en situaciones de
exclusión. Este era el motivo que reunía hace unas semanas a representantes de
organizaciones juveniles europeas de Alemania, Eslovenia, España, Francia, Italia e Irlanda, así
como expertos y expertas en exclusión social, precariedad laboral,
desigualdades o crisis del empleo en el marco de la iniciativa. Un encuentro de
debate sobre lo que ha supuesto la UE para la juventud y sobre las distintas
alternativas que se debían establecer con urgencia para atajar esta realidad.
Uno de los puntos comunes de la
gran mayoría de las intervenciones durante estas jornadas fue la denuncia de las
políticas neoliberales de austeridad fiscal y ajuste salarial promovidas por la
Troika e insertas en el paradigma dominante e impuesto a todos los países de la
UE. Porque estas políticas no solo no están sirviendo para salir de la crisis
económica, sino que están contribuyendo a alargarla, y en muchas casos a
agravar algunas de sus consecuencias y de sus problemas de fondo. Un ejemplo de
ello, y el más visible de esta crisis, ha sido sin duda el de las elevadas
tasas de desempleo que se han generalizado por todo el territorio europeo y que
afectan de forma más severa a la población joven y en especial en los países
considerados como periféricos.
Pero no hay que olvidar que
estos problemas a los que se enfrenta la juventud son un reflejo de cómo
funciona —y cómo ha funcionado— el sistema económico y de cómo se ha avanzado
en la integración europea: generando trabajos precarios, ampliando las
desigualdades sociales y condenando a grandes sectores de la población a la
pobreza, siendo la crisis un punto de inflexión que solo ha servido para
agravar estas condiciones.
La consecuencia directa en el
plano político es la deslegitimación del “proyecto europeo”, de la misma forma
que las instituciones nacionales, por la falta de mecanismos de respuesta para
generar cohesión social y territorial, así como de participación, que hoy
resultan a todas luces insuficientes. Esto representa una descomposición de las
democracias europeas, especialmente en aquellos países donde estos rasgos se
acentúan (como son los países del sur), y especialmente en aquellos sectores de
población que viven de forma generalizada esta situación (como son las
generaciones jóvenes).
Frente a esta situación, las
soluciones y respuestas que se enunciaron durante todo el encuentro lo hicieron
desde un planteamiento estructural, y no parcial, del problema.
Durante la relatoría final que
clausuró el encuentro pudieron señalarse conclusiones que, sin la pretensión de
reflejar cuestiones concretas de la problemática juvenil en cada territorio,
denunciaron la ineficacia de las políticas de austeridad y de ajuste salarial
para lograr un nuevo pacto social que sitúe en el centro la cohesión social, la
democracia y la sostenibilidad. Paralelamente, se enunciaron otras medidas,
ignoradas por completo en la agenda política, que sí parecerían responder a la
problemática juvenil en Europa.
La finalidad de recoger estas y
otras cuestiones es la redacción de una carta dirigida a la Comisión Europea y
su posterior difusión entre la sociedad civil con la exigencia de revertir el
proceso de integración europeo, las formas de participación política, y los
tipos de modelos productivos y de consumo que operan en Europa. Porque ningún
proyecto de integración puede impulsarse excluyendo a varias generaciones de
jóvenes de toda Europa de la posibilidad de tener un proyecto de vida digno.
Comentarios
Publicar un comentario