De intentar presentarse como una esperanza para el
mundo proletario de los ochenta, y terminar resultando un devaluado charlatán corporativo
del nuevo milenio. Mis respetos a Olof Palme quien defendió con firmeza sus principios en diversos foros, criticando a los Estados Unidos con respecto a la guerra de Vietnam, las armas nucleares y la política del apartheid en Sudafrica; en tanto que defendió el derecho a la autodeterminación de Palestina y la no intervención estadounidense en Cuba. Pero ante todo, lo caracterizaban su defensa del pacifismo, el universalismo y la autodeterminación soberana de las naciones.
- Felipe “¿Recomienda el adelanto electoral?
- “Ya que me preguntan, no”.
La traducción libre de su respuesta podría
ser esta: “Teniendo
en cuenta que no puedo estar callado
ni debajo del agua; considerando que me
llamo González,
Felipe González, y tengo licencia para hablar; y
recordando, en
fin, que, como cierto personaje bastante
popular en su tiempo, Yo Soy El Que
Soy, debo responder”.
O podría haber contestado: “Eso es asunto de la
presidenta
de la Junta y, estando ella presente, sería poco elegante
por mi
parte opinar sobre ello”. Podría haber contestado
eso, pero si lo hubiera hecho
entonces ya no sería el
González de 2014, sino que seguiría siendo el Felipe de
1982. 32 años no pasan en vano. Ni siquiera para Dios”.
Aunque esa no sea su intención, hace mucho tiempo
que Felipe González dejó de proponer cosas que puedan molestar a los poderosos.
Sí dice, en cambio, cosas que teóricamente deberían molestarlos, pero en
realidad tampoco acaban de hacerlo porque se trata de reflexiones genéricas que
no señalan a nadie con nombres y apellidos.
Felipe
González hace certeros análisis de la globalización y sus peligros, de los
excesos del capital financiero, de los grandes movimientos tectónicos de la
economía y la política. El expresidente pone lo mejor de su talento, que no es
poco, en esos enfoques, pero es un líder que ha dejado de pensar en clave de
acción política para hacerlo en clave únicamente de filosofía política o de
economía política. De hecho es una lástima que sea un hombre que ya no tiene ilusión o energía para regresar a la política activa, porque
sería un gran presidente de la Comisión Europea.
TODOS IGUAL PERO NO TANTO
Cuando,
en la conferencia pronunciada el viernes en Sevilla, se choteaba educadamente
de Mario Draghi o recordaba que a Alemania ya se le estaba acabando “el chollo
de los despilfarradores periféricos” tenía razón. En lo global Felipe es un
hacha, pero cuando llega a lo local parece esfumarse su talento. Al ser
preguntado sobre el fenómeno Podemos, el expresidente metió a Podemos en el
mismo saco que a Marine Le Pen. Y también en el mismo que a Chávez, Beppe
Grillo o Syriza, aunque en estos casos con más sentido.
El
grito del 15M ‘PSOE y PP, la misma mierda es’ lo recuperaba de manera
involuntaria González para transformarlo en ‘Podemos y Le Pen, la misma mierda
es’. Con mucha, mucha, pero que mucha manga ancha, uno podría llegar a admitir
que los activistas que igualan al PP y el PSOE pueden tener algo de razón,
pero la misma razón que tendría alguien que sostuviera que todas las religiones
o todas las drogas son iguales: se trata en todos los casos de una razón ciega
con los matices, sorda con la ética e injusta con las personas, es decir, una
razón muy poco valiosa como tal razón.
Lo
que habría de común entre Le Pen y Podemos es lo que ambas propuestas políticas
puedan tener de enmienda a la totalidad del sistema, pero nada más. Los
simpatizantes y dirigente del Frente Nacional quieren ir hacia atrás mientras que
los de Podemos quieren ir hacia delante; los primeros quieren menos derechos y
los segundos quieren más; aquellos quieren quitarles poder a los ciudadanos y
estos quieren dárselo.
LA FE PROPIA Y LA FE AJENA
Cuando
González los equipara está comportándose como un ateo algo brutote incapaz de
ver más allá de su propia fe e incapaz también de comprender las diferencias e
incluso los abismos que separan a las fes ajenas.
Otra
cosa bien distinta es si Podemos es una alternativa fiable a la que la gente
pudiera estar dispuesta a entregarle el Gobierno de la nación. No es probable. Al programa de Podemos le ocurre lo que al socialismo en un solo país,
que no es posible aunque Stalin y los suyos se empeñaran en lo contrario.
Sus propuestas, pongamos por caso, sobre la fiscalidad o la reestructuración de
la deuda y la conveniencia de auditarla para determinar qué parte de ella es
ilegítima podrían ser viables única y exclusivamente en el caso de que tales
propuestas fueran simultáneamente suscritas por los principales países deudores
de Europa al mismo tiempo: proclamadas en solitario nos abocarían al abismo de
la insolvencia.
Pero
eso no significa que tales ideas sean un disparate. El disparate es que los
grandes partidos de la socialdemocracia europea como el PSOE aquí o el PSF en
Francia no movilicen sus estrategias y sus energías en esa dirección. La gente
no cree que tales cosas sean un disparate: lo que cree es que no están –y
tendrían que estar- entre los objetivos prioritarios de los partidos
socialdemócratas.
UN DESESPERADO GRITO DE SOCORRO
Ciertamente,
el porcentaje de quienes dicen simpatizar con Podemos no es equivalente al de
quienes profesan una ideología fuertemente de izquierdas. Estos son, sin duda,
muchos menos, pero Podemos ha tenido el talento de sumar bajo
unas mismas siglas las simpatías de izquierdistas y cabreados. En su
bolsa de simpatizantes hay mucha gente resentida con los partidos
convencionales, del mismo modo que la hay, sin duda, entre los de Marine Le
Pen. Pero el modo en que uno y otro pretenden gestionar ese resentimiento no
tienen nada que ver.
González
no ha entendido eso. Como no ha entendido que el apoyo a Podemos es un
grito de socorro de una amplia capa de ciudadanos que se sienten humillados y ofendidos,
gente que en otro tiempo votó al Partido Socialista y hoy han llegado a la
amarga conclusión de que algo de razón tenían los activistas del 15M al
equiparar sin contemplaciones a socialistas y populares.
Fuente: http://www.andalucesdiario.es/
Felipillo está empeñado en una campaña de ataque a Podemos, con el verso viejo de que el populismo se aparta de los principios republicanos y demás lugares comunes como bandera para de inmediato cargar con las difamaciones de costumbre.
ResponderEliminar