LA TERCIARIZACIÓN LE GANÓ LA PULSEADA A LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA TERRITORIAL



Nada estamos descubriendo con el título. Hace rato que la construcción política tradicional ha quedado en el pasado. Las fuerzas aspirantes de antaño junto a sus dirigentes solían armar costosas caravanas que duraban meses en función de solventar y divulgar su proyecto político. Caminos polvorientos, calores insalubres, tormentas y barro eran moneda corriente para aquellos que estaban convencidos y concientizados sobre la propuesta social que traían dentro de sus maletas. Y dejaban en cada ciudad y en cada pueblo el testimonio viviente de su presencia legando en los vecinos que aceptaban el convite político la representación tangible de su ideario.
Y nacía el caudillo local. Figura trascendental e imprescindible para la construcción política regional. Acaso un local, una casa de encuentro, un poco de dinero para cubrir los gastos y el contacto permanente con la población eran los materiales iniciales para desarrollar el boceto. La historia, la filosofía, la sociología, la economía, el mundo del derecho laboral, social e individual, el riesgo de la militancia, eran incisos insoslayables en medio de acalorados debates, momentos en donde esa construcción política lograba la brillantez que le obsequia desinteresadamente desde el inicio de los tiempos el mundo de las ideas.
Pero como bien afirmó en estos días mi amigo y periodista Carlos Madera Murgui, hoy la política se construye a paquete cerrado. Aquel trabajo militante y de campo se ha terciarizado. Se adquieren, so pretexto de cambiar determinadas inercias, sospechosas certezas electorales. El campo de las ideas no forma parte del debate, sólo los titulares, los zócalos de los noticieros y las declamaciones de ocasión, el mutuo arrastre es la savia que motoriza el acuerdo. La conveniencia como instrumento, la comunión como excusa. Y de pronto los Massa, los Macri, pasando por encima de sus propios adherentes locales dejan de lado todo tipo de construcción política y redireccionan sus cuantiosos recursos a favor de esos paquetes cerrados, volátiles, difusos, apolíticos. Ergo, lo que no pudimos hacer nosotros, lo terciarizamos, que los hagan ellos, sin que medie la lectura de posibles contradicciones y contraindicaciones.
En la actualidad la territorialidad política se la observa como una suerte de  PYME cuya cotización comienza a tener peso meses antes de los comicios en función de los votos obtenidos en la anterior compulsa. Por eso hablamos de sospechosas certezas y paquetes cerrados. En política uno más uno no siempre es dos. Las agrupaciones modernas con aspiraciones nacionales no caminan la Patria, no hacen política, no debaten programas, herramientas,  ni ingresan al mundo de la ideas y la diversidad, adquieren “circunstancias y coyunturas” locales bajo el módico traslado de partidas, sumas que en lugar de invertir en un trabajo de campo personalizado, concreto y cívico, lo redireccionan diagramando un formato mucho más digno de la reingeniería empresarial que de la política real. Lo más triste es que este formato político se ha desarrollado y ha logrado aceptación y consenso en todos los segmentos de la actividad, a lo largo y a lo ancho del país. Las fuerzas provinciales son PYMES de las fuerzas nacionales y las fuerzas municipales son PYMES de las primeras.
Sospecho que a la vejez viruela y hay cosas que no las entiendo. Soy de la época en donde una heladera o un auto se fabricaban para que durasen mucho tiempo si se cuidaban, cosa que hoy, por más esmero que uno ponga, no ocurre. La inmediatez, la velocidad y la practicidad son valores per-se, tienen capital incluido, olor a billete, cotizan en bolsa.
Soy de la época cuando el piloto y el copiloto eran los mecánicos y andaban de sucios overoles, cuando el auto para correr en Turismo Carretera, tanto en los semipermanentes como en rutas improvisadas, se desarrollaba artesanalmente en los pueblos, con capitales sufridos; hablo de cenas, donaciones, esfuerzo colectivo, colectas, peñas. Hoy para puntear en Turismo Carretera, en una pista cerrada con todas las medidas de seguridad, hay que tener un chasista, un motorista, proveedor universal de autopartes, de gomas, de combustible, etc. y mucha publicidad, y acordar con la televisación que muestran el vehículo. En fin, un sistema terciarizado que le ha quitado a la actividad el encanto y la pasión de antaño. La identificación y el grado de pertenencia pasa solamente por cuatro formatos exteriores que en nada se corresponden en su interior con las marcas alentadas. El mismo motor puede estar cubierto por cualquiera de los plásticos. Da igual. Lo importante es ganar, no interesa el cómo. Después de tanto mentir nos suicidamos con una verdad y encima, luego de mucho lamentarnos,  buscamos culpables y terminamos preguntándonos cómo llegamos a este punto sin retorno.
Algo de esto ha pasado con las nuevas agrupaciones políticas y diría con la política en general. Ojalá que las juventudes del FPV y de la UCR se vuelvan a enamorar del barro de la política y de la política sin barro también. Y me refiero puntualmente a esas dos fuerzas ya que son las únicas que pueden resistir el impacto mediático, y de alguna manera, recomponer lo que aparentemente parece destruido.


Nota de Color: Massa abrió el paquete y se encontró con estos 100 pensadores

http://www.unirfrenterenovador.com/se-realizo-el-encuentro-del-grupo-de-los-100-renovadores-con-massa-convocado-por-el-diputado-asseff/


Comentarios

  1. Me acuerdo del accidente de Alfonsín en el 99 por Río Negro en plena campaña. Hoy al turro de Massa le garpan la avioneta para ir a las ciudades cabecera

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  2. Usted está diciendo que el vecinalismo local es una Pyme que se armó sabiendo que luego iba a negociar ese capital electoral ante el mejor postor. No se anda con sutilezas compañero

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