Cuestiones que nos deben interesar de la Patria Grande: La derecha brasileña tiene candidata por Emir Sader
La campaña presidencial
brasileña estaba aburrida. El Gobierno, coincidiendo con el comienzo
del calendario electoral en televisión, presenta todos sus incuestionables
logros, además de contar con la presencia constante de Lula, para tratar de
ganar en la primera vuelta. La oposición ya sentía haber agotado su arsenal de
instrumentos para intentar por lo menos ir a la segunda vuelta, con sus dos
principales candidatos, sumando votos de candidatos menores, haciendo
manipulaciones de las encuestas y encadenando denuncias cada vez más grotescas
en contra del Gobierno. Un clima de desánimo se instauraba en la oposición,
constatando que sus candidatos no ganaban vuelo para desafiar a Dilma Rousseff.
El accidente que llevó a la muerte a Eduardo Campos, candidato que había salido
de la esfera del Gobierno para sumarse a la oposición, plantea nuevas
alternativas a la campaña. La perspectiva inmediata es que Marina Silva asuma
la candidatura. Con más popularidad que Campos y con posibilidad de movilizar a
una parte de los que se declaran indecisos o atraídos por votos nulos o
blancos o incluso por la abstención, podría cambiar los rumbos de la disputa. La
derecha, desanimada con el desempeño de sus candidatos — Aécio Neves y Eduardo
Campos — y con la perspectiva de un triunfo de Dilma Rousseff en la primera
vuelta, se excitó con la posibilidad de un cambio en el escenario.
Inmediatamente los medios de comunicación —una dirigente del Folha de Sao Paulo en las elecciones de 2010 le definió como
“partido de la oposición”— se han puesto en campaña para que Marina sea la
candidata. Encuestas, declaraciones de familiares de Campos o descalificaciones
de dirigentes del Partido Socialista fueron puestos en marcha para
promover la candidatura de Marina. La derecha quiere que ella sea su tabla de
salvación. Ya no importan las objeciones que tenían sobre ella, sea de
criterios políticos, sea de idiosincrasias personales. Como siempre la
campaña se ha orientado a Todos contra Dilma.
¿Cuáles son los eventuales obstáculos a una candidatura de Marina si los
medios, el “mercado”, etc. están a su favor para, por lo menos, tratar de
llevar la disputa hacia la segunda vuelta? Y es que para el PSB no es fácil
entregar la candidatura y la herencia de Campos a Silva, sin garantías, dado
que ella ya declaró que está de paso por el PSB, sólo porque no ha logrado las
firmas suficientes para registrar su partido y que después de las
elecciones lo abandonará para seguir en la construcción del suyo propio.
El PSB necesitaría garantías por parte de Marina, lo que podría expresarse en
la opción por quién sería su candidato a vicepresidente. Pero, para Marina,
conforme a las declaraciones de sus asesores, es ella quien tiene
que pedir garantías al PSB de que será la conductora real de la campaña.
Esas diferencias, sumadas a la idiosincrasia compleja de Marina, pueden llevar
a desentendidos e, incluso, a una decisión de no ser candidata o, en
medio de la campaña, renunciar. Hoy por hoy, a la derecha no le importa nada no
haber apoyado de entrada a Marina. Tampoco cómo gobernaría ni con qué
apoyos. Basta dificultar la vida a Dilma Rousseff, llegar a la segunda vuelta.
La derecha está dispuesta a abandonar a Aécio Neves y concentrar las fuerzas en
Silva con tal de conseguir ese objetivo. Ahora realizarán encuestas que
buscarán aprovechar el clima de duelo por la muerte de Campos para intentar
invalidar cualquier alternativa que no sea la candidatura de Marina Silva,
buscando redistribuir los naipes del juego. En medio de esa campaña, comienza
hoy la propaganda televisiva, donde el Gobierno dispone de mucho más tiempo que
la oposición, tiene logros para mostrarlos y dispone del más grande
elector, Lula, para consolidar sus preferencias y eventualmente ganar otras,
que podrían neutralizar los efectos de la nueva campaña de la derecha. En medio
de todo eso, la víctima más grande podría ser Aécio Neves, ya atacado por los
mismos medios por sus debilidades, que puede dejar la segunda posición en
las encuestas para dar lugar a la polarización Dilma-Marina.
Fuente: Diario Público de
España
Una posible Capriles, está bien.
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