Como miembro de la
comisión bicameral de seguimiento de los atentados a la AMIA y la Embajada de
Israel, la entonces diputada Cristina Kirchner señaló en 1996 que debía
investigarse el papel de los organismos de seguridad e inteligencia: “Es mi
deseo abordar el análisis de los atentados a la embajada de Israel y de la sede
de la AMIA, desde una óptica más general, vinculada con la situación
institucional e histórica en la que se produjeron. Al respecto, existen desde
mi punto de vista dos cuestiones fundamentales, que están íntima y directamente
relacionadas: el funcionamiento de los organismos de seguridad y de
inteligencia en la República Argentina y la impunidad.” “No podemos ignorar que
en estos hechos están involucrados miembros de las fuerzas de seguridad. Me
refiero a las fuerzas de seguridad y los organismos de inteligencia que en el
país sirvieron durante décadas a la doctrina de la seguridad nacional. Pues
habían sido creados, ideados, imaginados y programados para controlar a la
sociedad civil, guiados por el concepto de Estado absoluto, que presuponía que
sólo desde allí podían provenir los daños”. Y en el último discurso de
apertura del 132º período de sesiones ordinarias del Congreso, la Presidenta
brindó un testimonio inequívoco para entender la anatomía de una investigación
fallida:
“Ante la lentitud de las investigaciones y la falta de resultados, la Cámara de Diputados primero, en el año 1995, decide hacer una Comisión de Seguimiento de ambos atentados; luego se une la Cámara de Senadores y se forma la famosa Comisión Bicameral de Seguimiento de los Atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA, de la que fui parte desde que empezó hasta que terminó. Estaba integrada por muchos miembros, todos los presidentes de bloques, mucha gente. Pero en realidad, de los cinco que siempre íbamos y trabajábamos muy duramente sólo quedamos tres. Estaba su presidente, el gobernador Soria, entonces diputado Soria, fallecido; Melchor Cruchaga, un gran compañero de bancada de la Unión Cívica Radical, gran trabajador; Juan Pablo Cafiero, actual embajador en el Vaticano; Marcelo Stubrin, representante de la oposición en el Afsca, y quien les habla. Yo fui miembro, primero, como senadora y luego como diputada, porque el ex diputado, actual senador, Pichetto, cuando me querían sacar de la Comisión me cedió su lugar, porque para mí era un lugar de mucho compromiso. ”Yo trabajé mucho y trabajamos mucho los cinco, con discusiones, con cosas muy complicadas y con posturas muy duras que yo tuve internamente, que nunca salieron afuera. Nunca especulé, nunca hice declaraciones a la prensa diciendo ‘sé tal cosa’, ‘descubrí tal otra’, porque era una cosa muy grave. Tuve, sí, dictámenes disidentes, sobre todo el último, después de escuchar el testimonio de un miembro del juzgado del doctor Galeano, donde pude armar ese rompecabezas que no se entendía de qué se trataba. ”Tuve un dictamen muy duro donde sostuve que lo importante no era tener un juicio, lo importante era conocer la verdad. Y que yo estaba viendo que lo que se trataba de armar era un juicio, con el cual no se iba a llegar absolutamente a nada, porque se habían violado normas elementales que hacen al debido proceso legal.
“Ante la lentitud de las investigaciones y la falta de resultados, la Cámara de Diputados primero, en el año 1995, decide hacer una Comisión de Seguimiento de ambos atentados; luego se une la Cámara de Senadores y se forma la famosa Comisión Bicameral de Seguimiento de los Atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA, de la que fui parte desde que empezó hasta que terminó. Estaba integrada por muchos miembros, todos los presidentes de bloques, mucha gente. Pero en realidad, de los cinco que siempre íbamos y trabajábamos muy duramente sólo quedamos tres. Estaba su presidente, el gobernador Soria, entonces diputado Soria, fallecido; Melchor Cruchaga, un gran compañero de bancada de la Unión Cívica Radical, gran trabajador; Juan Pablo Cafiero, actual embajador en el Vaticano; Marcelo Stubrin, representante de la oposición en el Afsca, y quien les habla. Yo fui miembro, primero, como senadora y luego como diputada, porque el ex diputado, actual senador, Pichetto, cuando me querían sacar de la Comisión me cedió su lugar, porque para mí era un lugar de mucho compromiso. ”Yo trabajé mucho y trabajamos mucho los cinco, con discusiones, con cosas muy complicadas y con posturas muy duras que yo tuve internamente, que nunca salieron afuera. Nunca especulé, nunca hice declaraciones a la prensa diciendo ‘sé tal cosa’, ‘descubrí tal otra’, porque era una cosa muy grave. Tuve, sí, dictámenes disidentes, sobre todo el último, después de escuchar el testimonio de un miembro del juzgado del doctor Galeano, donde pude armar ese rompecabezas que no se entendía de qué se trataba. ”Tuve un dictamen muy duro donde sostuve que lo importante no era tener un juicio, lo importante era conocer la verdad. Y que yo estaba viendo que lo que se trataba de armar era un juicio, con el cual no se iba a llegar absolutamente a nada, porque se habían violado normas elementales que hacen al debido proceso legal.
”Recuerdo que había
testigos encubiertos a los cuales, por ejemplo, las distintas defensas no
habían tenido acceso. Yo, que soy abogada, no soy penalista pero me daba cuenta
de que en un juicio oral y público no había forma posible de condenar a nadie y
que todo eso iba a ser nulificado prácticamente. Y además vi, sinceramente no
quiero entrar en detalles, tal vez en las memorias pueda hacerlo, porque no
quiero hablar de una cosa tan dolorosa, pero yo lo viví como un tablero de
ajedrez. Así lo manifesté cuando me llamó a declarar el TOF, el Tribunal Oral
Federal. Lo viví como un tablero de ajedrez de la política interna y de la
política internacional. ”Cuando se incluyó a las brigadas, que era la
Policía de la Provincia de Buenos Aires, y vino a declarar el entonces
comisario Glossich –que hoy está fallecido también–, cuando apareció ese
anónimo involucrando a quien era jefe de la Dirección de Sustracción de
Automotores, el comisario Ribelli, realmente uno tuvo la sensación de que se
estaban jugando otras cosas, porque involucraba directamente a un sector, a la
Policía Bonaerense, por decirlo más claramente, y al Gobierno de la Provincia
de Buenos Aires, obviamente. Fue muy duro, fue muy difícil.” (...) “Y
luego seguimos tomando declaraciones, pero la verdad es que la causa era cada
vez más complicada, y me acuerdo, como si fuera hoy, una reunión que mantuvimos
con el doctor Galeano, él sentado ahí, donde íbamos a preguntarle –porque eran
ya las partes finales, ya habíamos tomado declaraciones al doctor Lifschitz,
que había sido miembro del Juzgado–, y me acuerdo que nos recibió en una sala
en Comodoro Py con, no sé, habría 80, 90, 30 o 100 cuerpos del expediente, que
yo creo que lo hizo para impresionarnos, como si pudiera impresionarme un
montón de papeles. Y cuando comenzamos a preguntarle, fundamentalmente quien
les habla –sé que soy un poco dura cuando pregunto, pero bueno, era mi
obligación–, llegó un momento en que se interrumpió y se terminó la reunión
porque no había respuestas. No había respuestas porque prácticamente se había
fabricado una causa que no tenía ningún tipo de anclaje legal. Y eso fue lo que
dije, no ahora: lo dije en aquel momento, lo escribí en soledad y lo firmé.
Porque, podrá decirse que no están de acuerdo conmigo o que están de acuerdo,
pero siempre he tratado de tener consistencia y coherencia en lo que
digo.”(...) “Pero la verdad que mi compromiso con esta causa es encontrar la
verdad, saber precisamente qué es lo que pasó, no solamente desde afuera, sino
saber qué pasó adentro también. Yo quiero saber qué pasó adentro. Quiero saber quiénes
fueron los que encubrieron, quiero saber quiénes fueron los que escondieron las
pruebas. Quiero saberlo. Me lo merezco como argentina y se lo merecen las
víctimas y sus familiares. Y así como vamos, nunca se va a saber la verdad.”
Fuente: Miradas al
Sur
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