Birmajer
Artista exclusivo


Uno aspira de un escritor consagrado algo más que sentido común. Generalmente un creativo, un artista, tiene la maravillosa opción de concederse ciertos distritos para la duda y el recelo desconfiando de aquella palabra inicial, razonamiento primario que conlleva usualmente una marcada falta de certeza producto de adolecer de la inexcusable comprobación científica.

En el programa Código Político que se emite por la señal TN Marcelo Birmajer afirmó, vaya a saber con qué grado de análisis, y a propósito del tema de la espontaneidad, que el colectivo de adherentes kirchneristas de la red, vulgarmente llamado Blogueros K, desarrolla sus inquietudes de modo rentado, cosa que me trajo en lo personal alguna molestia, debido a que al día siguiente, un par de vecinos, hasta ese momento de confianza, vinieron a solicitarme concretas explicaciones al respecto. Cuestión que lamentablemente se tornó violenta debido a que los medios dominantes han logrado instalar que todo aquello que parte de un militante oficialista está teñido de corruptela o por lo menos de una importante cuota de obscenidad. El hombre tiene tan sesgada su percepción de la realidad social que no se permite pensar que en el interior de un colectivo tan extenso y heterogéneo puede encontrar exactamente lo mismo que vio en la marcha del jueves 13, es decir un poco de todo, como en Botica. En un caso toma la parte por el todo, en el otro prefiere especificar y discriminar. Extraño modo tiene Marcelo para construir sentido.

Según sus razonamientos dentro de la oposición existen emergentes de violencia aislada, cuestión que según sus afirmaciones fue manipulada por los medios oficialistas, mientras que dentro del kirchnerismo somos un compendio de atorrantes asalariados en donde nadie cree en nada y todo lo hacemos por intereses económicos.

Los medios dominantes han logrado que las personas que no adhieren al oficialismo crean menos en lo que observan en sus barrios, en el propio  testimonio que brinda su mundo real, y mucho más en las líneas editoriales que bajan desde los foros oligopólicos, de modo que no me sorprendió para nada tener que dar explicaciones sobre temas que me son ajenos y menos aún el grado de irritación y virulencia que mostraron mis cuestionadores.

Marcelo Birmajer hace su trabajo y lo hace muy bien. Ha conseguido que mis amigos y vecinos creyeran en él y no en mi ética y transparencia cotidiana. Lo dijo Birmajer en TN, de modo que mi pobreza es falsa, tan falsa como la casa que no tengo, el auto que no poseo, mi cuenta de banco inexistente y mi lucha rutinaria en el marco de un medio por demás adverso. Nada alcanzó. Es mejor vivir dentro del embuste conveniente que tener la obligación de suicidarse con alguna verdad.

Nos Disparan desde el Campanario como tantos otros espacios está desarrollado sin ningún tipo financiación, ni pública ni privada. Es un territorio militante en dónde todo lo expuesto se piensa y se analiza autárquicamente, cuestión que para algunos posmodernos opositores dolarizados se percibe como incomprensible. Proyección de conductas se denomina al dilema.

Birmajer habló de la libertad de prensa como un bien esencial. Cosa que comparto. En su caso lo hace a partir de una falacia conceptual: Considerarle ese derecho solamente a la actividad privada. Para su real saber y entender todo aquel medio o periodista que trabaja en esferas oficiales o en consonancia con un proyecto político de pertenencia es un simple agente de propaganda. No así quién lo hace desde esferas privadas marcadamente opositoras. Digamos, por lo menos, que su concepto de libertad de expresión es bastante discutible, debate que como todos sabemos se resolvió primero en múltiples foros democráticos y luego en el Congreso cuando la aprobación de la Ley de Medios Audiovisuales. Cuestión a la que se opone manifestando no dejar dudas al respecto.

Otro elemento curioso es que en la misma mesa estaba el dirigente sindical de la CTA Pablo Miceli. Exponente máximo de la Asociación de Trabajadores de Estado. Completaba el cónclave el periodista que en su momento tituló que Maximiliano Kosteki y Dario Santillán habían sido asesinados por la crisis del 2001. Los tres tuvieron plena libertad de “presión” para ocultar lo abusos que se sufren dentro del propio grupo Clarín y que detalladamente expusieran sus trabajadores durante la semana en una solicitada nunca publicada por el mismo espacio de libertad que en esos momentos estaba cobijando al trío. Entre paréntesis: estupendo lo de Miceli como aspirante a la conducción de los trabajadores.

Me tiene sin cuidado para quién trabaja Birmajer y quién le paga. Es un tema menor que solamente a él le concierne. Lo que nunca le podré disculpar, como amante de las letras, es deshonrar su profesión de escritor bajando el contenido de los conceptos. Plagando de slogans y cliches un universo que merece ser respetado desde el sentido inteligente y no desde la llanura que utilitariamente nos propone el sentido común.

Uno no ha tenido la suerte de poder publicar en papel y menos aún vive de sus creaciones. No he tenido albaceas y considero que ante lo limitado de mi obra nadie apostaría por entrometerse con algunos de mis textos. ¿Pero sabe qué Birmajer? No soy un corrupto que vende su pluma al mejor postor como usted afirmó, nadie me paga por pensar cómo pienso, nadie me apoltrona y me presenta como escritor o analista escondiendo solapadamente desde dónde digo lo que digo. Usted, con sus afirmaciones, me ocasionó un problema, sabiendo perfectamente lo que estaba diciendo, como cada una de las personas que el jueves 13 insultaba a boca de jarro, como cada uno de sus compañeros cuando mienten y operan, como el Dirigente Pablo Miceli y sus silencios sindicales, como los titulares cuando los asesinatos de Kosteki y Santillán.

Usted disparó una mentira (curiosamente acabo de escucharlo afirmar en el programa de Maxi Montenegro que si hay algo que no le tolera a este Gobierno es la mentira, sobre todo la cuestión inflacionaria) y digo mentira ya que lo hizo con intencionalidad manifiesta de engañar, excusa que fue violentamente utilizada por gente que prefirió no creerme. Si según sus razonamientos el pueblo tiene todo el derecho del mundo de pedir por la muerte de Cristina por mentirosa, fraudulenta y embustera... ¿Imagine entonces, por un rato, qué debo hacer yo con usted? Pues imagina bien... Lo ayudaría con mucho esmero a que reviente con su propia mentira, esa misma que dice reventarle... 
A Birmajer no le indigna la mentira, le indignan sólo aquellas que conspiran contra sus intereses. Sobre las que lo benefician hace caso omiso. De eso se trata la doble moral del mediopelo argentino (ojo que no dije clase media, sólo mediopelo)
Él afirma que el Indec miente sin permitirse pensar que debe haber alguna razón macroeconómica superior para exhibir de ese modo algo que es tan obvio, aún pudiendo permitirse comprender que el tema inflacionario se resuelve dentro del marco de paritarias. Prefiere no hacer ambas cosas por simple decisión ideológica. El Gobierno nos engaña. Clarín, tenedor de bonos de la dueda, no...

Como escritor oficial del establishment corporativo debería (disculpe la irreverencia de un mediocre) manejarse con mayor modestia y cierto pudor profesional. Hombre usted sabe que hace rato que juega con ventajas. Sé que es difícil entenderlo debido a la “soberbia” influencia de sus domingueros compañeros, pero me parece que un tipo que se dedica a las letras, cuando se expresa públicamente, debe contemplar que de algún modo también nos representa, a los buenos y a los no tan buenos escritores, a los que publican y a los que no publican, a los genios y a los vacuos, a los pobres como yo y a los ricos como usted. Trate de no avergonzarnos con sus limitaciones conceptuales, vio como es la cosa, nunca falta algún PELOTUDO que nos ponga a todos en la misma bolsa y afirme por ejemplo que el colectivo de escritores está constituido por una manga de GOLPISTAS DESQUICIADOS DEBIDO A UN PROFUNDO ODIO DE CLASE

Comentarios