Biblioteca
Popular José A. Guisasola
30
años
“Emerson
dijo que una biblioteca es un gabinete mágico en el que hay muchos espíritus
hechizados. Despiertan cuando los llamamos; mientras no abrimos un libro, ese
libro, literalmente, geométricamente, es un volumen, una cosa entre las cosas.
Cuando lo abrimos, cuando el libro da con su lector, ocurre el hecho estético.
Y aun para el mismo lector el mismo libro cambia, cabe agregar, ya que
cambiamos, ya que somos (para volver a mi cita predilecta) el río de Heráclito,
quien dijo que el hombre de ayer no es el hombre de hoy y el de hoy no será el
de mañana. Cambiamos incesantemente y es dable afirmar que cada lectura de un
libro, que cada relectura, cada recuerdo de esa relectura, renuevan el texto.
También el texto es el cambiante río de Heráclito. Esto puede llevarnos a la
doctrina de Croce, que no sé si es la más profunda pero sí la menos
perjudicial: la idea de que la literatura es expresión. Lo que nos lleva a la
otra doctrina de Croce, que suele olvidarse: si la literatura es expresión, la
literatura está hecha de palabras, el lenguaje es también un fenómeno estético.
Esto es algo que nos cuesta admitir: el concepto de que el lenguaje es un hecho
estético
La
poesía, dice Croce, es expresión si un verso es expresión, si cada una de las
partes de que el verso está hecho, cada una de las palabras, es expresiva en sí
misma.
Ustedes dirán que es algo muy trillado, algo que todos
saben. Pero no sé si lo sabemos; creo que lo sentimos por sabido porque es
cierto. El hecho es que la poesía no son los libros en la biblioteca, no son
los libros del gabinete mágico de Emerson”.
Jorge Luis Borges
Es asombroso el hecho de que cada mañana
nos despertemos cuerdos, o relativamente cuerdos, después de haber pasado por
esa zona de sombras, por esos laberintos de sueños, decía Paul Groussac.
Tenemos esas dos imaginaciones: la de considerar que los sueños son parte de la
vigilia, y la otra, la espléndida, la de los poetas, la de considerar que toda
la vigilia es un sueño.
Pues esos laberintos de sueños son los que
procuramos descubrir para luego recorrer cuando nos tocó junto a Dorita presidir la Biblioteca Popular José A.
Guisasola. En estado de vigilia permanente, en soledad quizás, tratamos de
proponerle a todo aquel viajero, dispuesto de sincero pensamiento, a transitar un sendero
que abarque a esas dos imaginaciones de las que hablaba Groussac.
No es momento de interiorizarnos sobre
cómo recibimos y cómo dejamos la entidad. No vale la pena, es un detalle menor
que tiene mayor relación con las coyunturas temporales que con méritos o
deméritos propios. En oportunidades una pésima administración cuenta con ayudas
políticas externas que logran mimetizar todo desaguisado cometido; por el
contrario, en ocasiones, gente proba y de talento tienen que extremar sus
esfuerzos en procura de rearmar y afrontar en solitario situaciones complejas
por irresponsabilidad ajena. Lo cierto,
y más allá del éxito o fracaso obtenido en cada propuesta, nada de lo realizado
hubiese sido posible sin apostar a ese estado de vigilia, íntegro y poético,
que para nosotros significó comprometernos en cuerpo y alma con algo tan
afectivo a nuestros criterios y sentidos como lo es la cultura popular. Poder
acercar y acercarnos al sentido inteligente a través de la acción concreta y
horizontal, abierta y democrática, por eso mueve a risa que ciertos personeros
de la angustia y caballeros de comercio se muestren hoy conmovidos y
comprometidos por el cumpleaños de una institución que intentaron vaciar de
contenido durante tres años porque simplemente sus máximas cabezas
dirigenciales no respondían al orden natural y político vigente. Esto incluye,
haber estado marcadamente enfrentados al lado Schechtel de la vida, cuestión
que dominó la geografía de El Perdido por un buen tiempo y que aún divide
ciertas aguas de modo inexorable. Un componente de dicha caterva, estimo que
motorizado por malos vueltos y cosas por el estilo, me mencionó hace pocos días
sobre el grado de resentimiento que existe hacia nuestras personas debido a
aquella irrenunciable actitud ética que exhibimos. De todas formas nos queda la
satisfacción de haber logrado interesar, aunque más no sea movilizados por el
odio, a una buena cantidad de vecinos que no observaban a la Biblioteca como
una entidad merecedora de atención.
Cuando hace cuatro años creamos el grupo
de Teatro lo hicimos pensando en este aniversario. Nuestro sueño, nuestra
vigilia, era poder disfrutar de una velada conmemorativa en el marco de una
actividad definitivamente asentada, a través de una iniciativa autárquica,
colectiva y local, adjuntando la posibilidad de desarrollar obras de autores
vernáculos que se estaban gestando en el propio Taller Literario de la
institución. Completaba el proyecto visibilizar la creatividad y el trabajo de
los artistas plásticos locales por medio de recurrentes muestras y
presentaciones, incluyendo en ellas a todas las franjas etarias. Karen Arranz,
acompañada por eximios y jóvenes músicos vernáculos sería el intento de máxima
para cerrar el encuentro. Vale decir, el pueblo expresándose culturalmente, no
como simple espectador sino como protagonista indispensable de sus contendidos.
La diferencia con la propuesta presente es notable, y nadie dice que está mal,
simplemente es otro modo de interpretar de qué se trata cuando de interacción
cultural se habla.
Más allá del enorme e irrenunciable cariño
que tenemos por la entidad, cosa que quedó claramente plasmada en los seis años
de gestión de Dorita como Secretaria y Tesorera y en mis tres como Presidente,
no nos parece correcto participar de estos encuentros conmemorativos debido al
esfuerzo que las actuales autoridades pusieron para quitarnos del lugar y en
algún caso ensuciarnos con mentiras de la más baja estofa (haber dejado sin
dinero a la entidad por ejemplo). Sería como irrespetar sus esfuerzos,
incomodarlos; cuestión que no deseamos y que a la vez la Institución no merece
y menos aún necesita.
Pero no estuvimos del todo solos y como
sabemos que no serán mencionados nobleza obliga destacar que nuestra gestión
incluyó la enorme valoración por el intento que mostraron no solamente en el
acompañamiento sino en la práctica concreta Ramón Aiub y familia desde Coronel
Dorrego; Gerardo Casanoba, Andrea Lerner y Ulrico Lerner desde Tandil;
Guillermo Sala y familia desde Buenos Aires; Horacio Colombet y familia también
desde Buenos Aires y a la fundación Hermanos Rocca; con ellos pudimos armar
desde la nada el actual Laboratorio de Informática Carlos Aiub y construir las
dos rampas de acceso para personas con capacidades diferentes. Nuestro
reconocimiento tanto a Conabip como a la Dirección de Bibliotecas de la Provincia
de Buenos Aires que cumplieron con sus aportes en tiempo y forma de modo
permitir la plena operatividad de la institución. Sobre todo a está última,
debido a que nos posibilitó que la Bibliotecaria Patricia Quilapán desarrolle
su eficiente labor sin mayores
sobresaltos (Como socio, en la actualidad, me causa cierta pena e indignación
ser testigo de sus caminatas desde la ruta hasta la Biblioteca sin que a nadie
hasta el momento lo haya conmovido tal cuestión). A la AM 1470 La Dorrego por
difundir con entusiasmo de modo desinteresado todas las actividades
programadas. A Hugo César Segurota por su editorial publicada en Dorregueros 2; a
Guillermo Meana en representación de la Biblioteca Popular de Coronel Dorrego.
Al Estudio Reyes nuestra enorme gratitud por haber sabido disimular nuestras
erratas guiándonos en todo lo referido al exigente marco legal que encierra la
administración de este tipo de formatos; a la familia Ricciutti, titulares de
Horno El Parque y sus colaboradores, por su enorme generosidad y disponibilidad
ante cada necesidad de materiales, y fundamentalmente a Mabel “Coca” Fernández,
por habernos insistido en tomar su posta y acompañarnos en la medida de sus
posibilidades. Un ser auténticamente democrático y abierto, que nunca nos permitió bajar los brazos muy a pesar de percibir la ausencia de decoro de buena
parte de nuestros vecinos. Nos separaba el modo de interpretar la realidad
política, cosa que nunca fue tema de disputa y menos aún de recelo, nos unía el
respeto por las ideas del otro y el amor incondicional por la entidad.
Simplemente fuimos leales continuadores de sus paradigmas: Una Institución para
todo el pueblo, abierta, democrática, y con alto sentido de participación
colectiva.
Feliz cumpleaños Biblioteca Popular José A.
Guisasola, fue un auténtico honor haber recorrido tus laberintos de sueños,
vigilias que todavía conservan en nuestro interior verdadera autenticidad.
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