SARLO SIGUE EN SU GRIETA - Nota de Opinión



Hace tiempo en un artículo titulado “Las Grietas de Sarlo” describíamos las falencias ciertamente sorprendentes en las que caía con llamativa ingenuidad la destacada pensadora. Transcurrido el año y con preocupación notamos que redobla su “proceso” de estupidización fronteriza dando por tierra con aquello por lo cual logró sumo prestigio. Es probable que sus linderos actuales, éxito mediante, promuevan en su modo de racionalizar la realidad ciertos contagios permisivos.
Me permito transcribir algunos de aquellos párrafos de entonces, de modo percibir que hasta el supuestamente más capaz y notorio intelectual puede caer víctima de su propio prejuicio.


“Hoy se puede todavía ignorar sin diploma, llegará el día que sólo se lo permita con diploma especial”. Así, Macedonio Fernández definía la verborragia de ciertos intelectuales que lejos estaban de comprender los fenómenos sociales que embrionariamente se desarrollaban a nivel local, mientras entretenían sus entusiasmos a favor de los lujos y placeres que de modo determinante exhibía una Europa tan sangrante como dominante.

Y me acordé de Horacio González y aquella sentencia poco rebatible “Difícilmente alguien ingrese a los términos más  severos de una identificación sin que el algún recodo lo espere la acechante figura del converso. Ante este dilema conviene preguntar ¿Se es algo antes de ser alguno? No es siempre detectable en su pura contemporaneidad el momento en que se acepta una divisa”.

Intelligentzia mediante podemos afirmar con la ayuda de Arturo Jauretche que “La prensa independiente no existe. La mal llamada prensa independiente es una máscara para hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente incolora, inodora e insípida para que el estómago del lector no se prevenga defensivamente.

La respuesta es simple y sencilla y tiene que ver con ese sentido común que sospeché equivocadamente  no encontraría en la intelectual: Su actual grado de pertenencia ideológico/política.

Sarlo no presenta grietas militantes antikirchneristas, esas las expone con alta prosa en sus editoriales en La Nación. Sarlo presenta grietas intelectuales que le concedan argumentos a esa militancia. Mintió por ignorancia al afirmar que el 70% de la gente no habla de política. Y no porque yo sepa que no es así, sino porque nadie ha realizado un estudio científico que certifique una u otra cosa. (Boleó un “incomprobable”)

Sarlo, como cualquier mortal ideologizado y comprometido sustenta la parte por el todo como método de discusión. Es aquí en donde mi sorpresa aumenta notablemente de alguien que se define como perteneciente a una elite superior. La parte por el todo puede ser útil como mecanismo refutador, como zancadilla por la negativa, pero nunca lo será como hipótesis científica definitiva

Estimo prudente finalizar este breve y desilusionado análisis con una frase de Juan Carlos Distéfano del libro La Formación de la Conciencia Nacional cuyo autor es el Profesor Juan José Hernández Arregui “Cuando la información está a la vista y el cipayismo continúa estamos es presencia, o bien de colonialismo congénito, o bien de oportunismo y derrotismo antinacional. La idiotez o la chequera, del mismo modo, son igualmente despreciables.
La diversidad cura, esteriliza y hace al asunto, hace a la democracia, hace al debate. 

De todas formas Sarlo sabe y entiende que es muy difícil admitir, desde la epistemología política, al odio (de clase o de género) como única línea argumental. Mi querida Bety: Chateaubriand afirmó que la aristocracia tiene tres edades: La edad de la superioridad, la edad de los privilegios, la edad de las vanidades. Vuelvo a Horacio González y te pregunto ¿En qué etapa dejaste atrás la figura del converso? (Pido disculpas por la desfachatez de este último recorte)...

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