Oliverio Girondo


Cansancio


                                                     ...del Libro 2 del poemario La Persuasión de los Días.

Cansado,
¡Sí!
Cansado de usar un solo bazo,
dos labios, veinte dedos,
no sé cuantas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos, fragmentarios.
Cansado,
muy cansado de este frío esqueleto,
tan púdico, tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado,
¡Sí!
Cansado,
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre, desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado, enano.
Cansado, sobre todo,
De estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las misma piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente
con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío,
dos senos de magnolia,
acariciar la tierra
con un vientre de oruga
y vivir, unos meses,
adentro de una piedra


*

Visita


                                                      ...del Libro 2 del poemario La Persuasión de los días

No estoy. No la conozco. Ni quiero conocerla.
Me repugna lo hueco, la afición al misterio,
el culto a la ceniza, a cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme, ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil, para lo inhabilitado.
Cuando venga a buscarme, díganle: “Se ha mudado”.

*

Dicotomía Incruenta


                                                               ...de Embelecos, del poemario La Persuasión de los Días

Siempre llega mi mano más tarde que otra mano 
que se mezcla a la mía y forman una mano. 
Cuando voy a sentarme advierto que mi cuerpo se sienta
 en otro cuerpo que acaba de sentarse adonde yo me siento.
Y en el preciso instante de entrar en una casa, 
descubro que estaba antes de haber llegado. 
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro, 
y que mientras me rieguen de lugares comunes, 
ya me encuentre en la tumba, vestido de esqueleto 
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.


*

Escrúpulos


                                                               ... de Embelecos, del poemario La Persuasión de los Días

Me parece que vivo, que estoy entre los ruidos, 
que miro las paredes, que estas manos son mías,
pero quizás me engañe y paredes y manos 
sólo crean recuerdos de una vida pasada.
He dicho “me parece”. Yo no aseguro nada.


*

Posnotaciones


                                                                       ... del poemario La Masmédula

Entre restos de restas y mi prole de ceros a la izquierda,
sólo la soledad de este natal país de nadie, nadie me acompaña.

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