CORONEL DORREGO.. ESA COSA LLAMADA CULTURA - Nota de Opinión



Se dice que la cultura
es todo lo que el hombre hace...


El sábado 10 de Diciembre pasado, durante la emisión del prestigioso programa Testigos de Privilegio por la AM 1470 La Dorrego, la funcionaria a cargo de la cartera de Cultura Municipal doña Nora del Carmen Cenci afirmó ciertamente convencida que cultura es todo lo que el hombre hace. No me llamó la atención lo dicho, su gestión no dejó dudas al respecto; sí me sorprendió que tal conceptualización no haya motivado algún cosquilleo o cierto pensamiento crítico por parte de nuestra inteligencia vernácula.

Tal vez nuestra intelectualidad haya optado por no exponerse al ruedo debido a lo inútil de la empresa a sabiendas que el debate incluye la riesgosa demolición de determinados sofismas demagógicos que los mostraría erróneamente sectarios y excluyentes; de modo pues, desde esta humilde y limitada tribuna, asumimos el convite como sensibles y sinceros amantes de las artes, de las ciencias y el conocimiento.

A priori se presume que la excelencia no contiene signos populares, que popular es todo aquello cuya simpleza y llaneza contempla gustos y  preferencias mayoritarias. Ese prejuicio mantiene encubiertos dos elementos substanciales: En primer término ahorrarse el esfuerzo de proponerle a la sociedad elementos culturales desconocidos, que involucren ser pensados, ser elaborados; y como segundo punto la facilidad que resulta, desde el poder, subestimar la inteligencia de los ciudadanos achicando los niveles de sus aspiraciones a favor de no comprometerse en los engorrosos caminos de la complejidad; recorridos que necesariamente exigirán intelectualmente al funcionario que desafié dicha complejidad.

La cultura tiene dos interpretaciones notoriamente enfrentadas. Afirmar que es todo lo que el hombre hace comprende la faz antropológica del asunto; su forma de alimentarse, sus creencias, los rituales en honor a sus antepasados, su ordenamiento social, el entretenimiento y el ocio, todos elementos derivados de los usos y costumbres y no tanto como actividades susceptibles de ser elaboradas a partir del pensamiento complejo. El estudio y la comprensión de esta faz incluyen un innegable proceso cultural.

Seamos claros y precisos: Desarrollar hipótesis con respecto al canibalismo constituye un apartado de investigación cultural insoslayable por parte de la ciencia; lo que no es posible de considerar es al mismo canibalismo, de modo aislado, como un evento cultural en sí propio.
Lo mismo ocurre con cientos de actividades, costumbres y hábitos que el género humano ha manifestado desde su nacimiento.

Algún desprevenido puede llegar a considerar entonces que Auschwitz constituyó un evento cultural de la sociedad alemana si nos ceñimos a la afirmación de la funcionaria de cultura saliente: Darle al pueblo lo que pueblo pide sin elaborar si aquello solicitado encierra promover un ejercicio inteligente, a favor del pensamiento crítico, analítico, apuntando al desarrollo y al estudio de las artes y las ciencias.
Y aparecen aquí, a mi criterio, los elementos distintivos que constituyen la segunda concepción desde lo que podría encuadrarse como una verdadera política cultural. El fomento y la promoción de actividades que encierren un desarrollo individual y colectivo de la sociedad a través de mecanismos que incentiven elevar la base de conocimiento presente; tarea que debe ser constante y que no debe rehuir a los desafíos que impone el prejuicio que la complejidad ostenta por determinación de los funcionarios a cargo.

Cada actividad cultural discrimina y eso resulta inevitable, pero es tan abrumadoramente diverso el menú de la ilustración que finaliza incluyendo a todo el especto social. El tema es darle la posibilidad a toda la sociedad para poder acceder a esa diversidad que la misma actividad cultural posee.

Para llegar a la excelencia como concertista de Guitarra son necesarios muchos años de estudio, esfuerzo, dedicación, inversión de capital y alguna dosis no menor de talento. Elementos que discriminan per se. Lo mismo sucede con la pintura, la literatura, las artes plásticas, el baile, la actuación, el canto y también las ciencias; esto es, ir complejizando el conocimiento requiere de una inevitable evolución hacia la erudición; de ningún modo puede efectivizarse lo dicho acotando las percepciones colectivas, menguando las concretas posibilidades de curiosidad.
¿Quién es entonces el qué determina la popularidad o masividad de cada actividad si paralelamente nada se hace para su difusión y desarrollo?
Además
¿Por qué la popularidad o la masividad tienen que ser justificación suficiente para desarrollar una actividad cultural?

Viene a mi memoria el estupendo ensayo del joven Patricio Pretti premiado por Asociación Abuelas en Buenos Aires.
¿Dónde estuvo cultura para difundir y visibilizar dicha obra a escala local? Incentivar y brindarle cobertura institucional a un talentoso joven con marcadas inclinaciones literarias también forma parte de la actividad cultural Estatal.

Para el caso, el prejuicio, la desidia y la propia mediocridad conceptual sobre el arco iris que propone la actividad cultural laboran como aliadas indispensables. El no comprender que política cultural incluye necesariamente la profundización constante, casi fundamentalista, de la ilustración resulta un moroso legado que le estamos dejando al futuro.

Un almuerzo organizado para una determinada colectividad no es un evento cultural en sí mismo. Es un simple y básico evento social, no constituye un suceso que promueva a la complejidad, que pellizque a la inteligencia, que tienda al crecimiento de su conjunto. Distraer presupuestos en ello reviste a mi entender el nudo del equivoco.

Presentar eventos que nada tiene que ver con la cultura como culturales es también una política cultural, es subestimar a la población utilizando sus propios desconocimientos a favor de no ascender el tenor de los contenidos.

Esperamos que la nueva autoridad en la materia entienda de qué se trata la cultura y a la vez disponga de un presupuesto a administrar acorde para desarrollar un proyecto con fines específicos y de superior vuelo. Toda continuidad constituiría un retroceso.


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